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Papa El Papa publica la nueva Constitución Apostólica, que decentraliza la Curia y reestructura organismos

El Papa ha publicado este sábado la nueva Constitución Apostólica ‘Praedicate Evangelium’, tras 9 años de consultas y revisión de borradores, que descentraliza la Curia vaticana para dar más poder a las diócesis locales y reestructura sus organismos para centrarse en la tarea de la evangelización.

ROMA, 19 (EUROPA PRESS)

El Papa ha publicado este sábado la nueva Constitución Apostólica ‘Praedicate Evangelium’, tras 9 años de consultas y revisión de borradores, que descentraliza la Curia vaticana para dar más poder a las diócesis locales y reestructura sus organismos para centrarse en la tarea de la evangelización.

«En el espíritu de una sana descentralización, se propone dejar la competencia de los pastores diocesanos la facultad de resolver en el ejercicio de su propia tarea de maestros y de pastores las cuestiones que conocen bien, que no tocan la unidad de la doctrina, de la disciplina y de la comunión», apunta el texto legislativo, que entrará en vigor el próximo 5 de junio, cuando la Iglesia celebra Pentecostés, en uno de los 250 artículos que lo integran.

Francisco ha creado un Dicasterio para la Evangelización que preside él mismo, lo que da cuenta de la importancia que asigna a este nuevo organismo que absorbe al Pontificio Consejo para Nueva Evangelización y la Congregación para la Evangelización de los Pueblos. Este departamento estará dividido en dos sub secciones: una dedicada a las cuestiones fundamentales de la evangelización en el mundo y otra dedicada por primera vez a las nuevas iglesias. Justo después de Navidad, el Papa le encargó al Pontificio Consejo para la Nueva Evangelización la preparación del Jubileo de 2025.

Además, ha creado el nuevo Dicasterio para el Servicio de la Caridad, lo que antes era la Limosnería Apostólica, que sigue presidiendo el cardenal polaco Konrad Krajewski y que «ejercita en cualquier lugar del mundo las obras de asistencia hacia los más pobres en nombre del Papa».

El documento completa así la reforma de la burocracia para hacer más «eficaz» la maquinaria de la Curia del Vaticano. En este sentido, se explica que ha sido «necesario reducir el número de los dicasterios» uniendo aquellos cuya finalidad era muy «similar» con el objetivo de vitar «sobreposiciones de competencias y de hacer el trabajo más eficaz».

Este aspecto no es una novedad. En agosto de 2016, el Papa instituyó el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral que englobó las competencias que antes desarrollaban los Consejos Pontificios de Justicia y Paz; *Cor unum*; para la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes y para la Pastoral de la Salud; y el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, que aunó las competencias de los anteriores Pontificio Consejo para la Familia y Pontificio Consejo para los Laicos.

El Pontificio Consejo para la Cultura ha sido incorporado a la Congregación para la Educación Católica con otras dos subsecciones; la primera dedicada a la promoción de la cultura, la animación pastoral y la valorización del patrimonio cultural y la otra para desarrollar los principios de la educación en las escuelas, Institutos Superiores e investigación.

Además, el Papa limita a cinco años los mandatos de los Superiores o Jefes de dicasterios lo que pone sobre la mesa varios nuevos nombramientos. Por ejemplo, el cardenal argentino Leonardo Sandri, prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales, cumplirá 79 años en noviembre próximo; el cardenal canadiense, Marc Ouellet, prefecto de la Congregación para los Obispos, que cumplirá en junio 78 años; o al cardenal español Luis Ladaria, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, que cumplirá 78 en abril. También se considera probable un nombramiento para sustituir al arzobispo argentino Marcelo Sánchez Sorondo, «canciller» de la Pontifica Academia de Ciencias y de Ciencias Sociales, que en septiembre cumplirá 80 años.

Esta limitación quinquenal del cargo ya se puso en práctica en diciembre cuando el Papa aceptó la renuncia del cardenal Peter, Kodwo Appiah Turkson, como prefecto del Dicasterio para el Servicio al Desarrollo Humano Integral (DSDHI), en un gesto protocolario que forma parte de la organización estructural de la Curia Romana.

PROFESIONALIDAD E INTEGRIDAD

En un intento por mejorar las competencias de los funcionarios del Vaticano, la nueva Constitución Apostólica exige a sus empleados «profesionalidad» en la materia para la que han sido asumidos, además por primera vez se pide respetar en las nuevas asunciones «el criterio de universalidad». Según se lee en el texto legislativo, también se les exigirá «integridad» a «todos los que prestan un servicio en la Curia entre los obispos, sacerdotes, diáconos, miembros de los Institutos de Vida Consagrada y laicos que se distinguen por su vida espiritual, buena experiencia pastoral, sobriedad de vida y amor a los pobres».

Otra novedad es la apertura a una mayor participación de los laicos en los organismos de la Curia ya que no deberán estar a cargo personas del clero. «Los consultores de las Instituciones curiales y de las oficinas son nombrados entre los fieles que se distinguen por su comprobada capacidad y prudencia», establece el texto.

La nueva Carta Magna del Vaticano también deja claro cuáles son las competencias del Papa como «examinar las cuestiones y los problemas que superan el ámbito de la competencia de los obispos diocesanos o de los organismos episcopales»; «estudiar los problemas más graves del tiempo presente, con el objetivo de promover acciones pastorales en la Iglesia de manera más adecuada, coordinada y eficaz, siempre en acuerdo y en el respeto de las competencias de las Iglesias particulares, las Conferencias Episcopales, de sus Uniones Regionales y Continentales y de las Estructuras Jerárquicas Orientales.

El Papa también tiene la tarea de examinar y decidir sobre asuntos particulares que los fieles refieren directamente a la Sede Apostólica. El Papa ya no será el principal garante en el caso de que haya «eventuales conflictos de competencia entre los dicasterios y la Secretaría de Estado»; en este caso, será el Tribunal de la Signatura Apostólica el que decida, a no ser que el Papa no quiera actuar de otro modo.

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