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Manuel Ventero destaca en ‘Damas y Reinas’ el papel público de Letizia: “Tiene una actividad sin precedentes”

El periodista y escritor Manuel Ventero recoge en ‘Damas y Reinas’ que Letizia es la Reina consorte que más trabaja si se la compara con sus homólogas, dado que tiene un “nivel de actividad sin precedentes”, y así lo acreditan sus discursos: en ocho años de reinado ya ha pronunciado la mitad que la Reina Sofía en medio siglo.

CEDIDA - EUROPA PRESS - Archivo (CEDIDA - EUROPA PRESS/Europa Press)

MADRID, 20 (EUROPA PRESS)

El periodista y escritor Manuel Ventero recoge en ‘Damas y Reinas’ que Letizia es la Reina consorte que más trabaja si se la compara con sus homólogas, dado que tiene un «nivel de actividad sin precedentes», y así lo acreditan sus discursos: en ocho años de reinado ya ha pronunciado la mitad que la Reina Sofía en medio siglo.

«Sin duda, se mire por donde se mire», la implicación de la Reina Letizia en el día a día de la Casa Real supera a «la mayoría de sus iguales», afirma a Europa Press el autor de ‘Damas y Reinas’, de 296 páginas y editado por Ediciones Universidad de Salamanca. «Trabaja mucho, de manera ordenada y eficiente», resalta Ventero en el libro.

Como muestra de ello, Ventero incide en que en los ocho años de reinado de Letizia después de la abdicación, en 2014, de Juan Carlos I, la actual consorte ha pronunciado hasta ahora la mitad –el 50 por ciento– de los discursos que Doña Sofía protagonizó en 60 años.

LA «AUTONOMÍA» DE LETIZIA

Y equiparada con tiempos actuales y pasados, Doña Letizia supone una innovación, «una praxis visiblemente evolucionada» respecto tanto a sus antecesoras en la Corona española como con sus coetáneas extranjeras. Además, considera Ventero, la Reina «cobra incluso», respecto de Felipe VI, «una cierta autonomía» que crea «un especial atractivo para los medios de comunicación y la sociedad en general».

Entre sus atribuciones como consorte, Ventero recuerda que Letizia tiene «expresamente prohibidas» las funciones constitucionales, pero no las tareas de «acompañamiento, protocolo, anfitrionazgo e, incluso, de representación», si bien es cierto –apunta– que cada consorte interpreta el papel que debe jugar «a su manera, unas veces, limitándose a un ejercicio discreto de acompañamiento al jefe del Estado en actos protocolares; y, en otras ocasiones, participando en diferentes actividades, generalmente de carácter social y cultural».

EN ESPAÑA NO EXISTE PRIMERA DAMA

A este respecto, el autor precisa, al hilo del título del libro, que en España «no hay primera dama», una acepción empleada para llamar a la esposa del jefe de Estado de un país no monárquico o, «en su defecto, a aquella mujer que la sustituya en caso de enfermedad o como consecuencia de la soltería o viudedad del presidente».

Así, Ventero hace hincapié en que «tampoco es oportuno» referirse como primera dama a las parejas matrimoniales de los presidentes del Gobierno o los primeros ministros, antes de explicar que a la esposa de un rey no le corresponde otro título sino el de reina consorte, como es el caso de Letizia en España, donde «no hay primera dama». Sí la hay en Francia, con Brigitte Macron, la esposa de Emmanuel Macron.

El término de primera dama, añade Ventero, surge en EEUU a partir de Harriet Lane (1857-1861), aunque «paradójicamente» no era esposa sino sobrina presidente de la Federación, y soltero, James Buchanan. El cargo ha tenido a lo largo de la historia un «inequívoco carácter oficial», pero se define mejor como una responsabilidad «protocolar».

Preguntado por la evolución de la mujer en la cima del Estado, Ventero asegura que ha habido «tristemente» pocos cambios, más allá de eliminar el término de ‘hembra’. «Se mantiene idéntico el propósito de que reinen sólo si no tienen hermanos varones», apunta.

RELEGADAS POR DESCONFIANZA, INTRIGAS O CULTURA

Unos escasos cambios, explica, que también se han reflejado en las constituciones, que muestran el «ininterrumpido apartamiento» de la mujer en el proceso sucesorio durante los dos últimos siglos en España, desde la Constitución de 1812 hasta en tiempos de Franco.

Respecto a la figura del consorte, «la novedad que introduce la Constitución de 1978 es que la prohibición de inmiscuirse en el gobierno del Reino es independiente del género», precisa. «¡Es un paso!», reconoce Ventero, que achaca la desigualdad entre hombres y mujeres en estos ámbitos a «desconfianzas de todo tipo, intrigas de palacio, la cultura de la época o la distribución de tareas –el hombre Rey hacía la guerra y la Reina consorte gestionaba la Casa–«.

No obstante, el escritor y periodista subraya: «Hay, obviamente, excepciones: Isabel de Portugal condujo los reinos españoles durante los habituales y prolongados viajes de Carlos I por Europa».

De los 194 países recogidos en el libro, Ventero apunta que solo diez mujeres ostentan la jefatura del Estado, ocho como presidentas y dos en calidad de reinas titulares: Margarita II de Dinamarca e Isabel II del Reino Unido, ambas viudas. El número de mujeres consortes asciende a 147 (123 primeras damas y 24 consortes reales), mientras que el número de hombres consortes tan sólo llega a tres.

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