MADRID, 21 (EUROPA PRESS)
El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) ha alertado de que el conflicto en Libia también afecta directamente a los campesinos del país y su capacidad de hacer frente a los riesgos climáticos, que tiene un impacto directo en la producción agrícola y los medios de subsistencia.
El organismo ha recogido algunos testimonios de agricultores libios que pone de manifiesto que, tras huir de sus lugares de residencia y abandonar sus tierras, al regresar se han encontrado con sus zonas de cultivos secas y las infraestructuras vitales dañadas debido al conflicto.
«No puedo hacer nada, perdí todo y tuve que empezar de cero. Comencé a plantar árboles nuevamente como si estuviera en mi primer año de agricultura, pero con tres años consecutivos de sequía, los árboles no crecieron ni florecieron debido al clima severo», ha lamentado Ali, un agricultor Awiniya, ubicado en el noroeste del país magrebí.
Precisamente Awiniya es uno de los ejemplos que pone de manifiesto lo que denuncia CICR, pues es una localidad ubicada en medio de un terreno montañoso donde es complicado cavar pozos, mientras que el único tanque de agua que utilizaban los agricultores en casos de emergencia para paliar los efectos de la sequía ha sido destruido durante el conflicto.
Y esta situación no es exclusiva de Awiniya, pues en un país mayoritariamente desértico donde menos del dos por ciento de la tierra es cultivable, cada vez más agricultores están abandonando sus terrenos por la falta de recursos hídricos, a la par que la producción en los cultivos de secano va en descenso.
El cambio climático está sometiendo a Libia a fenómenos climáticos extremos, como tormentas de arena y polvo cada vez más intensas, sequías y aumento de las temperaturas. Todo esto mientras el país se ve sumido en un conflicto que se prolonga ya desde hace más de diez años y que ha dañado directamente la capacidad de adaptación del país mientras los recursos necesarios para mitigar los riesgos climáticos se están destinan a hacer frente a las consecuencias a corto y largo plazo de la guerra.
Aunque las lluvias cada vez son más escasas –y apenas dejan pequeños estanques de agua que rápidamente se evaporan– las tormentas se caracterizan muchas veces por una intensidad muy irregular, lo que a menudo deriva en inundaciones ocasionales que dañan la producción agrícola, entre otros.
Desde CICR han remarcado que estos contratiempos no son exclusivos de Libia, pues «todos los países afectados por conflictos» se ven afectados «de manera desproporcionada por el cambio climático», si bien es cierto que la nación magrebí se posiciona como una de las «menos preparadas para los peligros climáticos a nivel mundial».
«Los limitados recursos hídricos renovables, junto con la sequía y la pobreza del suelo, limitan gravemente la producción, lo que obliga al país a importar alrededor del 75 por ciento de los alimentos necesarios para satisfacer las necesidades locales», ha apuntado el CICR en base a datos del Banco Mundial.
Desde le Centro de Investigación Agrícola de Misurata ya han advertido de que los efectos adversos en Libia ya están teniendo repercusiones a nivel global, por lo que han llamado a un aumento de las inversiones en recursos urgentes.
«Podemos ver el impacto en los precios del aceite de oliva, por ejemplo, que se triplicó en los últimos dos años debido a la reducción de la producción afectada por la disminución de las precipitaciones», ha señalado desde el citado organismo libio el doctor Jalal al Qadi.