MADRID, 22 (EUROPA PRESS)
El Museo Reina Sofía reivindica el arte gráfico como una «herramienta política» y de «reivindicación social» en una exposición de más de 450 obras de la primera mitad del siglo XX elaboradas en Alemania y México, una muestra para la que se ha realizado una honda investigación ya que se trata de un «capítulo olvidado de la historia del arte».
Así lo ha destacado este martes, 22 de marzo, el director del Museo, Manuel Borja-Villel, en la presentación de la exhibición, en la que ha estado acompañado por los comisarios de la misma, Benjamin H. D. Buchloh y Michelle Harewood, quienes tuvieron la idea de ahondar en la materia para dar paso a esta muestra, la primera de la pinacoteca en 2022.
Con el título de ‘De Posada a Isotype, de Kollwitz a Catlett’ –en referencia a los artistas que la protagonizan–, la muestra ha llegado al Reina Sofía después de que espacios museísticos de otros países, como Alemania, no hayan entendido su «relevancia».
Borja-Villel, sin embargo, supo ver la importancia de esta muestra que considera «única» y «esencial» porque «refleja un momento de la Historia del Arte no suficientemente estudiado».
Así, ha reivindicado la investigación llevada a cabo por Buchloh y Harewood sobre multitud de elementos históricos para montar una exhibición de obras anacrónicas y antitecnológicas que abordan ideas como la relación entre lo popular y lo vanguardista, la guerra y las sociedades en conflicto o el exilio, ha detallado el director, en declaraciones recogidas por Europa Press.
El conjunto de más de 450 obras realizadas con técnicas como la xilografía, linóleo o litografía, entre otras –muchas procedentes de «complicados» préstamos de importantes colecciones privadas e instituciones como y el MoMa o el Centre Pompidou–, se distribuye en nueve salas divididas en cuatro grandes secciones.
El inicio de la exposición confronta la obra de dos figuras del grabado de finales del siglo XIX y principios del XX y referentes del posterior arte gráfico, la alemana Kathe Kollwitz y el mexicano José Guadalupe Posada.
Autorretratos y los grabados ‘La revuelta de los tejedores’, ‘La guerra de los campesinos’ y ‘Guerra’, de Kollwitz, que se centraba en denunciar dramas de la Alemania de la época, se enfrentan a las caricaturas políticas y viñetas de la Revolución Mexicana elaboradas por Posada, que utilizaba los icónicos esqueletos y calaveras para acercarse al pueblo en grabados como ‘La calavera Oaxaqueña’ o ‘Los 41’.
La segunda sección se dedica al expresionismo alemán con la producción gráfica de Max Beckmann, Otto Dix y George Grosz posterior a la Primera Guerra Mundial, cuando, precisamente, el grabado se convirtió en un «lenguaje propio» del país. Plasmaron los traumas bélicos y su oposición al resurgimiento militarista entre 1919 y 1924.
En relación al arte gráfico de la época en Alemania y México, Buchloh ha señalado que ambos países no se habían cuestionado hasta esta etapa, a diferencia de Francia o Inglaterra, el abordaje de la caricatura para ser críticos con cuestiones como la política y el estado.
En este aspecto, ha subrayado la figura de Posada, a quien ve como un «Walt Disney de la época» por su «versatilidad». «Posada es considerado un héroe y un precursor para otros artistas por su obra crítica con el Estado y la burquesía (…). Él planteó la representación y comunicación con el pueblo», ha apostillado.
Por ello, se le considera «precursor», según el comisario, de las ideas del Taller de Gráfica Popular (TGP) de Mexico, cuyas obras se extienden en la tercera sección de la exposición, la más extensa. En ella se pueden ver los trabajos de Raúl Anguiano, Luis Arenal, Pablo O’Higgins, Ángel Bracho, Alfredo Zalce y, «el más importante», Leopoldo Mendéz, quien sitúa al arte gráfico como la «herramienta de comunicación y educación de la clase trabajadora y rural» en plena época revolucionaria del país, ha precisado el comisario.
En la sección de la exposición dedicada al TGP, hay un espacio que acoge la aportación al grupo realizada por refugiados europeos que huían del ascenso del fascismo. De hecho, se pueden ver carteles realizados por los artistas más activos del gremio contra el aparato propagandístico del fascismo alemán o, incluso, contra el fascismo en España con un llamativo retrato de Franco en compañía de una calavera monstruosa –obra de Isidoro Ocampo–.
Además, esta parte muestra los vínculos del TGP con el movimiento sindicalista de Estados Unidos y México, llegando a artistas estadounidenses como Elizabeth Catlett, cuya obra basada en grabados populares y fotografías de heroínas afroamericanas puede verse en la muestra. «Los artistas afroamericanos encontraron en el TGP una forma de enfrentar el racismo», ha aplaudido Buloch.
La exposición concluye con una sección un poco «confusa», a juicio del comisario, que representa una extensa documentación gráfica del proyecto Isotype que empezó tras la Primera Guerra Mundial y supuso un giro en la aplicación de las técnicas de impresión para la acción política. El proyecto consistía en transmitir información crucial para la clase trabajadora con formas de comunicación internacional y principios del diseño gráfico, en un intento de lograr una «funcionalidad global».
La muestra permanecerá en el Reina Sofía hasta el próximo 29 de agosto y se completa con un catálogo en castellano e inglés, aún por publicar. Además, los comisarios llevarán a cabo un encuentro con el público este miércoles, 23 de marzo, a las 18.00 horas en el auditorio 200 del Edificio Nouvel para explicar los detalles de la propuesta.