MADRID, 24 (EUROPA PRESS)
El ministro de Exteriores de China, Wang Yi, ha viajado este jueves a la capital de Afganistán, Kabul, para mantener reuniones con algos cargos de las autoridades instauradas por los talibán tras hacerse con el poder en agosto de 2020, entre ellos el titular de la cartera de Exteriores, Amir Jan Muttaqi.
El viceportavoz del Emirato Islámico de Afganistán, Inamulá Samangani, ha señalado en su cuenta en la red social Twitter que Wang ha sido recibido igualmente por el primer ministro, Mohamad Hasán Ajund, y el vice primer ministro afgano, el mulá Abdulghani Baradar. Asimismo, ha publicado varias fotografías del encuentro.
«Afganistán y China tienen unas relaciones buenas e históricas y el Emirato Islámico quiere expandirlas», ha dicho Baradar, según ha informado la cadena de televisión afgana Ariana. Asimismo, su oficina ha destacado que Pekín invertirá en los sectores de minería y energía.
Por su parte, Wang ha recalcado que Pekín «no interfiere en los asuntos internos de Afganistán ni busca potenciar sus intereses o esferas de influencia en el país». «Como a menudo dicen los amigos afganos, China es la única potencia que no ha dañado a Afganistán», ha agregado.
«Estamos orgullosos de eso y esperamos continuar la tradicional amistad entre las dos partes y desarrollar unas relaciones de vecindad normales y amistosas», ha argumentado, tal y como ha recogido el Ministerio de Exteriores chino en un comunicado, en el que ha resaltado que «el gobierno interno de Afganistán está comprometido con una reconstrucción pacífica y ha tomado una serie de medidas positivas para responder a las preocupaciones de la comunidad internacional».
«Esperamos que Afganistán siga manteniendo una gobernanza inclusiva y prudente, que proteja mejor los derechos e intereses de mujeres y niños y que demuestre la tolerancia y la amistad de los musulmanes», ha señalado, al tiempo que ha incidido en que China quiere «mantener una cooperación mutuamente beneficiosa».
Hasta el momento ningún país ni organismo internacional ha reconocido la legitimidad de las autoridades instauradas por los talibán, que han instaurado un gobierno marcado por la falta de mujeres y de representantes de otros grupos políticos y han aplicado numerosas restricciones a los derechos fundamentales desde su regreso al poder.