BUENOS AIRES (AP) — El presidente argentino Alberto Fernández rechazó el lunes la aparición de carteles en las calles que acusan a la vicepresidenta y exmandataria Cristina Fernández de Kirchner de haber hecho “negocios” con el presidente ruso Vladimir Putin y de ser una “asesina”.
Pese al distanciamiento que Fernández mantiene con su socia en el poder, el mandatario salió a defender a la exgobernante (2007-2015) de los afiches que muestran el rostro de la vicepresidenta junto a la palabra “asesina” y la frases “Culpable de 35.000 muertes” y «Elegiste hacer negocios con Putin en lugar de salvar vidas”.
«Muchos se empeñan en dividirnos y recurren a las mayores bajezas. Lamento el daño que causan a personas de bien. Sepan que viéndolos actuar, sólo me comprometen más con la unidad del Frente de Todos”, dijo el mandatario en su cuenta de Twitter en relación con la coalición de gobierno.
Por su lado, la portavoz gubernamental Gabriela Cerruti dijo que el presidente ha ordenado una investigación para determinar quiénes son los autores de los afiches contra la dirigente peronista.
Durante su presidencia Fernández de Kirchner estrechó los lazos con Putin. En los últimos tiempos, el buen vínculo bilateral se reflejó en el hecho de que Argentina fue el primer país en América Latina y uno de los primeros del mundo que a fines de diciembre de 2020 comenzó a aplicar la vacuna rusa Sputnik V contra el COVID-19.
Opositores al presidente Fernández sostienen que miles de muertes por coronavirus se podrían haber evitado en Argentina si en lugar de priorizar la llegada de los inmunizantes rusos el gobierno hubiera concretado un acuerdo con el laboratorio Pfizer que estuvo trabado durante meses por discrepancias entre las partes.
La defensa que hizo Fernández de la vicepresidenta se produjo en medio de los intentos del mandatario de mejorar las frías relaciones que ambos mantienen desde hace meses. El vínculo estuvo cerca de quebrarse a raíz del acuerdo que el presidente impulsó con el Fondo Monetario Internacional para refinanciar una deuda de unos 45.000 millones de dólares tomada durante el mandato de su antecesor Mauricio Macri (2015-2020) y que fue cuestionado por la dirigente peronista, quien es muy crítica con las políticas de ajuste que exige el organismo de crédito.
Fernández ha reconocido públicamente que mantiene diferencias con su compañera en el poder y ha instado a que la unidad prevalezca para evitar que vuelva al poder la principal fuerza opositora, que tiene a Macri entre sus referentes.
