Asegura que el PSOE es un partido «amigo» del pueblo saharaui
MADRID, 31 (EUROPA PRESS)
La ministra portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez, ha reiterado este jueves la satisfacción del Ejecutivo por el acuerdo con Marruecos por el Sáhara y ha señalado que la intención del presidente Pedro Sánchez ha sido defender los intereses de los españoles en general y de Ceuta, Melilla, Canarias y Andalucía en particular.
A su juicio, esa ha sido la intención que «ha primado» para el presidente del Gobierno al abrir una nueva relación con Marruecos: proteger el «interés de los españoles, de Ceuta, de Melilla, de Canarias y de Andalucía», ha dicho la ministra de Política Territorial en una entrevista en TVE, recogida por Europa Press.
Rodríguez además ha asegurado que el PSOE es un «partido amigo del pueblo saharaui», a quien une con los socialistas unos «lazos de estrecha hermandad y amistad. Es un asunto sensible para nosotros».
Según la portavoz, ahora es el momento de «celebrar» este acuerdo para restablecer las relaciones con un país vecino como Marruecos para abordar «muchos retos», «desde los económicos a la inmigración, incluso el terrorismo yihadista», a la par que ha incidido en el papel de Rabat como «parte de la frontera sur europea».
«Estamos satisfechos con este acuerdo, era muy necesario», ha destacado la portavoz, que ha agregado que cuando se habla de momentos extraordinarios y de cambios en el orden internacional, «sin duda una buena relación con Marruecos es muy importante para España».
Rodríguez ha insistido en repetir que España se suma a países como Francia y Alemania al reconocer el plan de autonomía marroquí para el Sáhara Occidental como la base más realista para atajar el conflicto. Asimismo, ha apuntado que «desde luego» el Gobierno de Sánchez ha adoptado esta nueva postura «en el marco de Naciones Unidas».
El Gobierno, según su portavoz, desea que en el marco de la ONU se logre dar una «salida digna» al pueblo saharaui para que se pueda resolver este conflicto, que lleva medio siglo estancado, ya que –ha indicado– son «inviables» otros 50 años más sin una solución.