Manifestantes de toda Sri Lanka se congregaron en la capital en febrero, gritando y agitando sus puños en una muestra de exasperación.
Eran pescadores y partidarios de su causa, furiosos porque miles de embarcaciones indias constantemente ingresan en aguas de Sri Lanka y se llevan valiosos pepinos de mar y langostinos. Los pescadores srilanqueses dicen que les arruinan el negocio y que algunos murieron en enfrentamientos con las tripulaciones extranjeras.
Los manifestantes exigieron al gobierno que tome medidas, a pesar de que la armada de Sri Lanka ha apelado a la fuerza para proteger a sus pescadores, destruyendo equipo de embarcaciones indias, embistiendo pesqueros y, en al menos un caso, abriendo fuego.
Cinco pescadores indios habrían muerto el año pasado en enfrentamientos con la Armada, aunque las autoridades srilanquesas niegan haber matado o disparado a los pesqueros. Aseguran que en los enfrentamientos que hubo, ellas no fueron las agresoras.
“La intensidad (de los enfrentamientos) va en aumento, el nivel de violencia va en aumento», declaró N. Manoharan, que investiga el conflicto como director de estudios asiáticos de la Christ University de Bangalore (India).
Las advertencias y las detenciones, indicó, no han impedido que los arrastreros sigan incursionando en aguas de Sri Lanka, en parte porque ya no hay tanta pesca en las aguas indias. “Están desesperados y van allí (aguas de Sri Lanka) y pierden la vida”.
Esta faja de casi 1.000 kilómetros (600 millas) del océano Índico no es el único punto donde abundan las tensiones. En toda la región, pescadores de la India y Pakistán mantienen constantes disputas fronterizas. Según informes de prensa, las autoridades paquistaníes dispararon al menos dos veces contra embarcaciones indias en los últimos dos años.
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Este despacho contó con el apoyo de fondos de la Walton Family Foundation y el Pulitzer Center on Crisis Reporting. La AP es la única responsable del contenido.
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En todo el mundo, desde Sri Lanka hasta Argentina y el mar de la China Maridional, los océanos son escenario de enfrentamientos entre países en torno a la pesca ilegal y la pesca excesiva, prácticas que agotan fuentes alimenticias vulnerables de miles de millones de personas. Jessica Spijkers, de la agencia científica nacional de Australia, detectó un aumento en los conflictos asociados con la pesca cuando estudió un período de cuatro décadas que terminó en el 2016.
Un estudio que hizo la Associated Press de información recopilada por organizaciones no gubernamentales, estadísticas oficiales e informes de prensa encontró más de 360 episodios en los que fuerzas de un gobierno embistieron o dispararon a pesqueros extranjeros, a veces con consecuencias mortales.
En el mismo período, 850 pesqueros extranjeros fueron confiscados y sistemáticamente destruidos o hundidos.
Las cifras abarcan episodios ocurridos en los seis continentes y probablemente se quedan cortas, ya que no hay una entidad que lleve la cuenta de los enfrentamientos violentos en todo el mundo. El análisis de la AP no incluye apercibimientos ni detenciones rutinarios. Se enfocó más bien en el estudio de la escalada de violencia en torno a la pesca.
Expertos en el medio ambiente y seguridad nacional dicen que los países que dependen de la pesca pueden ver agravados estos conflictos en los próximos años. Embarcaciones de calibre industrial están capturando enormes cantidades de peces y hay flotas de China y otras naciones que se aventuran en aguas lejanas porque en las suyas ya no hay peces.
La búsqueda de nuevas zonas de pesca coincide con el cambio climático, que hace peligrar la vida en los océanos, y agrava los problemas de países que deben alimentar poblaciones cada vez más grandes.
“Todo está empeorando mucho”, declaró Johan Bergenas, experto en los océanos del World Wildlife Fund (WWF), que fue uno de los primeros que advirtió acerca del agravamiento de los conflictos asociados con la pesca hace cinco años.
“Ya hay conflictos armados y tensiones derivados de la competencia en África occidental, el oeste de del océano Índico y en América Latina”, expresó Bargenas. “Va a haber enfrentamientos armados en torno a estas poblaciones de peces en todo el mundo”, pronosticó
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A principios de febrero, el guardacostas estadounidense Stratton ancló en Fiji y recibió a tres funcionarios locales. Durante una semana recorrieron las aguas de las islas Fiji en busca de pesqueros no autorizados: Abordaron ocho embarcaciones y apercibieron a 22 por distintas violaciones.
Vilisoni Tarabe, de la oficina del WWF en las Fiji, dijo que muchos pesqueros capturan más atún y tiburones de los que reportan.
“No siempre tenemos los recursos para vigilar esos pesqueros”, manifestó.
El tamaño de los océanos complica la vigilancia de la actividad pesquera. El capitán Stephen Adler, comandante del Stratton, habla de “la tiranía de la distancia”.
Estados Unidos colabora con 11 naciones del Pacífico en la vigilancia de sus aguas, con el objetivo de evitar que se acaben los peces allí. En el 2020, el WWF por primera vez dijo que la pesca ilegal constituía un peligro más grande que la piratería, que podría alterar el orden mundial.
“Es increíblemente importante asegurarse de que estas regiones permanecen estables”, dijo la subcomandante de la Guardia Costera estadounidense Kristen Caldwell, quien dirige las tareas de apoyo en el Pacífico.
La vigilancia conjunta responde en parte a la preocupación de Estados Unidos en relación con China, que tiene la flota pesquera más grande del mundo e invirtió fuertes sumas en puertos en América Latina y otras regiones. Cientos de pesqueros chinos pescan cerca de América del Sur, donde la Armada argentina disparó dos veces contra embarcaciones chinas en el 2018 y el 2019. El año pasado, la AP descubrió que dos docenas de embarcaciones chinas pescaban cerca de las islas Galápagos y tenían un historial de violaciones de los derechos de los trabajadores, condenas por pesca ilegal o indicios de estar violando probablemente las leyes marítimas.
China y sus vecinos del mar de la China Meridional tienen un largo historial de disputas relacionadas con la pesca en aguas territoriales. Hubo conflictos entre guardacostas y pesqueros extranjeros en las islas Parcel, cerca de Vietnam; en las islas Natuna próximas a Indonesia y en las Spratly, al oeste de las Filipinas.
“Es un polvorín”, afirmó Sally Yozell, del Stimson Center, un centro de estudios de la seguridad nacional de Estados Unidos con sede en Washington.
Los conflictos relacionados con la pesca revelan que esa actividad y la seguridad nacional están cada vez más ligados.
China tiene una flota de embarcaciones pesqueras que pueden almacenar armas y cañones de agua, según el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CEEI), que estudia los enfrentamientos en el mar de la China Meridional, y el Centro de Estudios de Defensa Avanzados. Una flota separada toma posiciones cerca de aguas en disputa con las islas Spratly, en la práctica ampliando las aguas que controla China.
Ninguna de esas flotas pesca nada, de acuerdo con Gregory Poling, director de la Iniciativa de Transparencia Marítima en Asia en el CEEI. Se instalan en la zona y cumplen una función más bien política.
“Nadie está lo suficientemente loco como para tratar de abordar una embarcación china rodeada de cientos de naves, todas mucho más grandes que la tuya”, expresó Poling.
La Guardia Costera de Estados Unidos acusó a China de un “comportamiento agresivo”, pensado para intimidar a pesqueros de otros países en sus aguas y en alta mar.
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Países como Indonesia, Malasia y Australia tratan de disuadir la pesca ilegal destruyendo con mucha publicidad embarcaciones confiscadas.
Indonesia hundió más de 370 pesqueros extranjeros en los últimos cinco años, según datos oficiales.
En otras partes del mundo, son las embarcaciones de Indonesia las que terminan hundidas. Australia destruyó tres a fines del año pasado. Entre julio y abril, los australianos hundieron al menos 15 embarcaciones extranjeras que pescaban ilegalmente.
La Guardia Costera estadounidense es mucho más tolerante con las embarcaciones mexicanas capturadas en aguas territoriales. En sus instalaciones de South Padre Island inhabilitó 440 pesqueros destruyendo sus motores.
Algunos expertos creen que el cambio climático puede desatar más conflictos. Bergenas estima que el derretimiento de los hielos en el Ártico va a liberar el acceso a pesqueros de Rusia, China y Estados Unidos. También pronostica que el atún del Pacífico migrará hacia el este, agravando la pobreza y la competencia en las aguas que abandona.
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Sam McNeil (Beijing), Victoria Milko (Yakarta), Bharatha Mallawarachi, Krishan Francis (Colombo,Sri Lanka) y Fares Akram (Ontario) colaboraron en este informe.
Puede contactar al equipo de investigadores de la AP en Investigative@ap.org or https://www.ap.org/tips/