En las afueras de Kiev, soldados ucranianos se acercan a una trinchera utilizada por los rusos mientras recuperan el control de la zona. Un soldado abraza a su esposa tras un registro en busca de remanentes de las tropas rusas tras su retirada.
Vehículos blindados destrozados de ambos bandos yacen en calles y campos. Los restos de equipos militares cubren una zona próxima a un tanque ruso abandonado a las afueras de la capital. Y un soldado ucraniano revisa los restos de otro calcinado frente a unas casas en Irpin, cerca de Kiev.
Los civiles también hacen balance de los daños tras más de un mes de invasión. Un mujer observa el cráter provocado por una bomba en su patio. Un hombre examina un puente destruido por los soldados rusos durante su repliegue, mientras otro recoge escombros de los edificios derribados.
Junto a su tumba, en el jardín de su casa, Mariya Ol’hovs’ka llora a su padre, Valerii Ol’hovs’kyi, de 72 años, quien murió por un misil ruso días antes. La familia no pudo enterrarlo en el cementerio de la localidad por los combates entre los ejércitos ruso y ucraniano.