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Costa Rica elige entre un expresidente y un ministro

El candidato presidencial del Partido Liberación Nacional, José María Figueres, asiste a un mitin de cierre de campaña en San José, Costa Rica, el domingo 27 de marzo de 2022. La presidencia de Costa Rica se decidirá en una segunda vuelta electoral (Carlos Gonzalez /AP)

SAN JOSÉ, Costa Rica (AP) — Un expresidente y un ministro del Tesoro del gobierno saliente de Costa Rica se enfrentaban el domingo en segunda vuelta de las elecciones presidenciales del país.

José María Figueres, que gobernó Costa Rica entre 1994 y 1998, representa al Partido Liberación Nacional igual que hizo su padre, José Figueres Ferrer, que fue presidente en tres ocasiones. Rodrigo Chaves fue la sorpresa de la primera ronda electoral en febrero. Sirvió brevemente en el gobierno del presidente saliente, Carlos Alvarado, y representa al partido Progreso Democrático.

Los dos hombres lideraron duras campañas que hicieron hincapié en antiguas controversias. Ninguno se acercó en la primera votación al 40% de votos necesario para evitar la segunda vuelta. Los últimos sondeos les mostraban en un empate técnico de cara a los comicios del domingo.

Estaba previsto que las urnas abrieran de 6 de la mañana a 6 de la tarde. Más de 3,5 millones de costarricenses podían votar, pero se esperaba que la participación fuera aún menor que el 60% de febrero debido al escaso entusiasmo que despertaban los candidatos.

Las autoridades electorales investigaban la campaña de Chaves por una supuesta infraestructura paralela ilegal de financiamiento. También se ha visto envuelto en un escándalo de acoso sexual que le costó un puesto en el Banco Mundial.

Por su parte, Figueres ha sido cuestionado por un pago de 900.000 dólares en concepto de consultoría que recibió tras su presidencia de la compañía de telecomunicaciones Alcatel cuando la firma competía por un contrato con la compañía eléctrica nacional. Nunca se presentaron cargos en su contra y él ha negado cualquier infracción.

Aunque Costa Rica ha disfrutado de una estabilidad democrática relativa en comparación con otros países de la región, el público se ha sentido frustrado con los escándalo de corrupción política y el alto desempleo.

En la votación de febrero, el partido de Alvarado prácticamente desapareció del paisaje político y se quedó sin escaños en el nuevo congreso. Cuando se celebró esa primera vuelta, el país atravesaba un pico de contagios de COVID-19, aunque los casos y las hospitalizaciones han remitido de forma considerable desde entonces.

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