BORODYANKA, Ucrania (AP) — Ya casi es Pascua en Ucrania, donde un trío de iglesias en las afueras de la capital meditaban sobre la fe, la esperanza y la caridad el domingo.
En la ciudad de Bucha, conmocionada por las atrocidades que dejaron cuerpos en las calles, más de una veintena de fieles se congregaron para el servicio dominical mientras continuaba la exhumación de cuerpos de una fosa común en los terrenos de la iglesia.
En Makarov, un puñado de feligreses visitaron una iglesia junto a un río que quedó muy dañada, y en algunos momentos se conmovieron hasta las lágrimas. Pequeñas cruces doradas de rosarios yacían esparcidas por el suelo junto a cristales rotos.
Y en Borodyanka, donde los ataques rusos abrieron un agujero ennegrecido en un edificio de apartamentos de gran altura, voluntarios y donativos llenaban una iglesia casi intacta a poca distancia, mientras algunos habitantes hacían cola en la puerta para recibir alimentos y otro tipo de ayuda. Muchos eran ancianos que se quedaron atrás mientras otros huían.
En el mismo día en que el papa Francisco pidió una tregua pascual en Ucrania para dar paso a una paz negociada, los visitantes de la iglesia invocaron a Dios al recordar su supervivencia.
“Cada persona que salía, de cualquier lugar, Makarov, Bucha, Hostomel o Andriivka, el pueblo vecino que fue destruido hasta los cimientos; cada uno, incluso los que no conocían el Padre Nuestro, hablaba con Dios con sus propias palabras”, dijo Alona Parkhomenko en Makarov, donde el exterior de la iglesia estaba moteado de agujeros de bala y el sacerdote advirtió de la caída de cristales.
La retirada rusa de la región que rodea a Kiev ha permitido que algunos de los millones de ucranianos que huyeron por la frontera o a otras partes del país vuelvan a casa. Algunos están encontrando sus sitios de culto dañados o destruidos. Las autoridades ucranianas declararon a finales de marzo que al menos 59 lugares de culto, entre ellos iglesias, mezquitas y sinagogas, habían sido atacados.
En Makarov, el sacerdote, Bogdan Lisechenko, dijo que la iglesia junto al río se encuentra en estado crítico ante las inminentes lluvias de primavera. “Ahora estamos sacando los iconos, salvándolos porque el agua se avecina», comentó. “Por ahora cerraremos las ventanas para evitar saqueos”.
Para la Pascua, que en el mundo ortodoxo se conmemorará en dos semanas, el sacerdote dijo que la bendición se impartirá en una iglesia de otro pueblo que hasta ahora ha escapado a los daños de la guerra.