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Una bacteria que produce energía del metano

Microbiólogos de la Universidad de Radboud han demostrado que es posible hacer que las bacterias que consumen metano generen energía en el laboratorio.

RADBOUD UNIVERSITY (RADBOUD UNIVERSITY/Europa Press)

MADRID, 12 (EUROPA PRESS)

Microbiólogos de la Universidad de Radboud han demostrado que es posible hacer que las bacterias que consumen metano generen energía en el laboratorio.

La bacteria, Candidatus Methanoperedens, usa metano para crecer y se encuentra naturalmente en agua dulce como zanjas y lagos. En los Países Bajos, la bacteria prospera principalmente en lugares donde las aguas superficiales y subterráneas están contaminadas con nitrógeno, ya que requieren nitrato para descomponer el metano.

Inicialmente, los investigadores querían saber más sobre los procesos de conversión que ocurren en el microorganismo. Además, también tenían curiosidad por saber si sería posible usarlo para generar energía.

«Esto podría ser muy útil para el sector energético», dice en un comunicado la microbióloga y autora Cornelia Welte. «En las instalaciones de biogás actuales, el metano es producido por microorganismos y posteriormente se quema, lo que impulsa una turbina, generando así energía. Menos de la mitad del biogás se convierte en energía, y esta es la capacidad máxima alcanzable. Queremos evaluar si puede hacerlo mejor usando microorganismos».

Compañeros microbiólogos de Nijmegen han demostrado previamente que es posible generar energía usando bacterias anammox que usan amonio durante el proceso en lugar de metano. «El proceso en estas bacterias es básicamente el mismo», dice la microbióloga Heleen Ouboter. «Creamos una especie de batería con dos terminales, donde uno de estos es un terminal biológico y el otro es un terminal químico. Cultivamos las bacterias en uno de los electrodos, al que las bacterias donan electrones resultantes de la conversión de metano».

A través de este enfoque, los investigadores lograron convertir el 31 por ciento del metano en electricidad, pero apuntan a una mayor eficiencia. «Seguiremos enfocándonos en mejorar el sistema», dice Welte. Los hallazgos se publican en Frontiers in Microbiology.

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