KIEV, Ucrania (AP) — Las fuerzas ucranianas dijeron que atacaron y causaron graves daños al buque insignia de la flota rusa en el Mar Negro, mientras que Moscú señaló que la tripulación tuvo que abandonar la embarcación por un incendio, sin reconocer un ataque, mientras los combates se desplazaban al este y a los alrededores de la azotada ciudad de Mariúpol, donde la resistencia continúa.
El gobernador de la región de Odesa, Maksym Marchenko, explicó que los ucranianos alcanzaron el buque lanzamisiles Moskva con dos proyectiles y provocaron “daños graves”.
El Ministerio de Defensa ruso confirmó que la embarcación sufrió daños pero no que éstos hubiesen sido causados por Ucrania, sino que explicó que la munición a bordo explotó como resultado de un incendio cuyas causas están aún por determinar. Toda la tripulación — que suele rondar las 500 personas — fue evacuada, añadió.
Si se confirma, el hundimiento del crucero sería un importante golpe para Rusia, luego de que el portatanques Orsk fuese alcanzado e incendiado en un ataque en Berdyansk, en el Mar de Azov, a final es del mes pasado.
El supuesto ataque con misiles de crucero Neptune se produjo un día después de que el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, calificó las acciones de Rusia en Ucrania de “genocidio» y aprobó un nuevo paquete de 800 millones de dólares en asistencia militar a Kiev. El dirigente alegó que las armas de Occidente han mantenido la lucha ucraniana hasta el momento y que “no podemos descansar ahora”. Las municiones incluyen algunos sistemas de artillería, vehículos blindados de transporte de tropas y helicópteros.
Rusia invadió Ucrania el 24 de febrero con el objetivo, según funcionarios occidentales, de tomar Kiev, derrocar al gobierno e instalar en su lugar uno afín al Kremlin. Pero el avance terrestre se estancó lentamente y las fuerzas rusas habrían perdido a miles de combatientes. La guerra ha obligado a huir a millones de ucranianos, sacudió la economía global, hizo peligrar el suministro global de alimentos y quebró el equilibrio instalado en Europa tras la Guerra Fría.
Los presidentes de Polonia, Lituania, Letonia y Estonia mostraron su respaldo a Ucrania con una visita el miércoles a zonas devastadas por la guerra y reclamaron responsabilidades por lo que calificaron como crímenes de guerra. Se reunieron con su homólogo, Volodymyr Zelenskyy, y estuvieron en Borodyanka, una de las localidades próximas a Kiev donde se hallaron evidencias de atrocidades tras la retiradas de las tropas de Moscú para centrarse en la ofensiva del este del país.
“No hay dudas de que cometieron crímenes de guerra. Y deberían rendir cuentas por ello», afirmó el dirigente letón, Egils Levits.
El presidente lituano, Gitanas Nauseda, agregó que “La lucha por el futuro de Europa se está librando aquí» y pidió sanciones más duras, también contra los envíos de petróleo y gas ruso y contra todos los bancos del país.
En una de las batallas más cruciales de la guerra, la de la ciudad portuaria de Mariúpol, en el sur del país, el vocero del Ministerio de Defensa ruso, el general Igor Konashenkov, dijo que 1.026 efectivos de la 36ta brigada de la Marina se rindieron en una planta metalúrgica. Pero Vadym Denysenko, asesor del Ministerio del Interior ucraniano, rechazó la afirmación en declaraciones a Current Time TV y afirmó que “la batalla por el puerto sigue”.
Las fuerzas del Kremlin se preparan para emprender una gran ofensiva en la zona oriental del Donbás, donde los separatistas aliados de Rusia luchan contra las fuerzas ucranianas desde 2014. Mariúpol, que está en la región, es una pieza clave de esa campaña y lleva semanas bajo ataque ruso.
No estuvo claro cuándo se produjeron supuestas las capitulaciones ni cuántas fuerzas seguían defendiendo Mariúpol.
La televisora estatal rusa emitió el miércoles unas imágenes que, según afirmó, correspondían a Mariúpol, en las que se veía a docenas de hombres vestidos de camuflaje caminando con las manos en alto y llevando a otros en camillas o sillas. Uno portaba una bandera blanca. En el fondo había un gran edificio industrial con las ventanas rotas y sin tejado, identificado por la cadena como la metalurgia Iliich.
Por su parte, un equipo especial de Naciones Unidas advirtió que la guerra amenaza con devastar las economías de muchos países en desarrollo que ahora enfrentan costos aún más elevados de los alimentos y la energía, y condiciones financieras cada vez más difíciles. El secretario general de la ONU, António Guterres, señaló que el conflicto está “sobrealimentando” una crisis de alimentos, energía y finanzas en países pobres que ya pasaban apuros para hacer frente a la pandemia de COVID-19, al cambio climático y a la falta de acceso al financiamiento adecuado para la recuperación económica.
En su discurso nocturno, Zelenskyy señaló que el fiscal de la Corte Penal Internacional visitó Bucha, un suburbio a las afueras de Kiev que estuvo controlado por las tropas rusas hasta hace poco y donde se hallaron evidencias de asesinatos masivos y más de 400 cadáveres.
“Es inevitable que las tropas rusas sean consideradas responsables. Llevaremos a todos ante un tribunal, y no solo por lo que se ha hecho en Bucha», afirmó el mandatario.
Zelenskyy apuntó que seguían los trabajos para retirar las decenas de miles de proyectiles sin explotar, minas y trampas que dejaron los rusos en el norte del país. Además, instó a quienes regresan a sus casas a tener cuidado con cualquier objeto extraño y reportarlo a la policía.
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Robert Burns en Washington y periodistas de The Associated Press en todo el mundo contribuyeron a este despacho.