El trabajador de un cementerio se tomó un descanso de la excavación de nuevas tumbas en Bucha, un suburbio de Kiev, mientras los ucranianos lloraban el creciente número de muertos por la invasión rusa con oraciones, flores y juguetes en memoria de los fallecidos.
Una mujer de 75 años, Tetyana Gramushnyak, murió a causa de los ataques mientras cocinaba frente a su casa en Bucha. Su cuerpo fue depositado el jueves en una tumba dentro de un ataúd púrpura rematado con una cruz.
En otro lugar de Bucha, la luz del sol proyectaba un inquietante resplandor rojo sobre la habitación oscura y la expresión vacía de Nadiya Trubchaninova, de 70 años, que acunaba un retrato de sus hijos. Oleg y Vadym Trubchaninov, de 46 y 48 años, fueron abatidos fatalmente por soldados rusos en Bucha, donde las autoridades dicen que se han encontrado más de 400 cadáveres y el número de víctimas podría aumentar a medida que revisen la zona.
En Járkiv, la segunda ciudad más poblada de Ucrania, militares armados con equipo de combate detuvieron a un hombre sospechoso de ser un colaborador de los rusos dentro de un edificio residencial. Una mujer abrió la puerta de su casa con una expresión de terror en su rostro, al ver en el pasillo a las figuras armadas, con cascos y escudos. En el interior de un apartamento, un militar se tomó un momento para jugar con un gato atigrado que descansaba sobre una alfombra.
En la estación de tren de Kramatorsk, donde murieron más de 50 personas y decenas más resultaron heridas a principios de este mes, flores y juguetes adornaban una valla en memoria de los muertos. Un ataque con misiles rusos cayó sobre la estación cuando estaba abarrotada, sobre todo de mujeres y niños que intentaban huir.
