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El Papa tacha de “pecado grave” el abandono de los ancianos

El Papa ha manifestado que el abandono de los ancianos por parte de la sociedad “es un pecado grave” que “deshonra”, al tiempo que ha instado a cuidarlos “porque son la presencia de la historia y de la familia”.

ROMA, 20 (EUROPA PRESS)

El Papa ha manifestado que el abandono de los ancianos por parte de la sociedad «es un pecado grave» que «deshonra», al tiempo que ha instado a cuidarlos «porque son la presencia de la historia y de la familia».

«Son el honor de nuestra civilización y los hijos a veces se olvidan de ello (…) Pensar que son un desperdicio es un pecado grave», ha manifestado.

Francisco ha retomado este miércoles las audiencias generales en la plaza de San Pedro con miles de peregrinos reunidos para escuchar su catequesis. La última audiencia general celebrada en este escenario fue el pasado 26 de febrero del 2020, pocos días antes de que el Gobierno italiano decretase un estricto confinamiento para evitar los contagios.

El pontífice –que antes de la alocución se ha paseado en papamóvil por la plaza saludando y bendiciendo a los fieles– ha relatado que en Buenos Aires (Argentina) solía visitar las residencias de la tercera edad y ha recordado cómo una anciana le contó que sus hijos solían visitarla con frecuencia. «Cuando salí de la habitación, la enfermera me dijo que había mentido para cubrirlos: ‘No vienen desde hace seis meses'», ha revelado.

El Papa también ha reflexionado sobre el cuarto mandamiento (Honrarás a tu padre y a tu madre) y ha incidido en que «incluso cuando estén enfermos o no muy bien de la cabeza» o cuando «no hay otra posibilidad que llevarlos a las residencias» que se vaya siempre a visitarlos. «Vayan a verlos y lleven a sus hijos», ha insistido.

El pontífice ha lamentado que haya situaciones en la que «la debilidad es reprochada, e incluso castigada, como si fuera una culpa» sobre todo cuando «el desconcierto y la confusión se convierten en una apertura para la burla y la agresividad».

Francisco ha incidido en que este tipo de violencias contra los ancianos pueden suceder «incluso entre las paredes domésticas, en las residencias, como también en las oficinas o en los espacios abiertos de la ciudad».

Así ha alertado de que las consecuencias del descarte llevan en la sociedad a «excesos inimaginables» y ha puesto de ejemplo a los jóvenes en los que nace un sentimiento «de desprecio en relación con la edad anciana, de sus debilidades y de su precariedad».

Y ha exclamado: «Los chicos que acaban quemando la manta de un ‘vagabundo’, porque lo ven como una basura humana, son la punta del iceberg, es decir del desprecio por una vida que, lejos de las atracciones y de las pulsiones de la juventud, aparece ya como una vida de descarte».

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