MADRID, 25 (EUROPA PRESS)
Un 56,7 por ciento del personal de la Sanidad contagiado por COVID-19 no ha recibido ningún tipo de seguimiento sobre su enfermedad tras la vuelta al trabajo, según los datos de una encuesta realizada por la Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSIF) entre un millar de empleados públicos de centros sanitarios de toda España.
El estudio, realizado por CSIF entre noviembre de 2021 y abril de 2022 y presentado este lunes en rueda de prensa, revela que un 46,2 por ciento tuvo algún tipo de recaída tras su incorporación. Además, un 54 por ciento de las personas contagiadas afirmaron en el momento de responder a la encuesta que habían sufrido síntomas vinculados al COVID-19 más de seis meses después de recibir el alta.
«Desde el sindicato denunciamos la desprotección y el abandono que están sufriendo estos profesionales en nuestro país, dos años después del inicio de la pandemia. Y lo que es más grave: un 49 por ciento del personal encuestado denuncia que su contagio por COVID-19 no ha sido catalogado ni como accidente laboral ni como enfermedad profesional», han denunciado desde la organización sindical.
Además, la encuesta pone en evidencia el «alto porcentaje» de trabajadores contagiados que ha permanecido de baja más de un año, un 17,2 por ciento, lo que «refleja la grave repercusión que tiene el virus en el estado físico de muchos de estos profesionales».
Según la encuesta de CSIF, la mayoría de los contagios se han producido en mujeres (en un 82,4 por ciento de los casos) por tratarse de un sector muy feminizado y las principales categorías que se han contagiado han sido las siguientes: Técnico en Cuidados Auxiliares de Enfermería (TCAEs), con un 29,1 por ciento de contagios; Enfermería, con un 22,6 por ciento; celadores (10,8 por ciento) y facultativos (9,3 por ciento).
Las unidades con más contagios entre su personal son las de hospitalización (37 por ciento de casos); unidades especiales (Urgencias, UCI, quirófanos, etc.), con un 20,7 por ciento; y Atención Primaria, con un 14,7 por ciento de incidencia, tal y como ha detallado el presidente del sector de Sanidad de CSIF, Fernando Hontangas.
Las cifras muestran la persistencia de la COVID-19 entre estos profesionales y los efectos de las recaídas. Destacan los síntomas sistémicos (debilidad, sudoración, febrícula…); los neurológicos (dolor de cabeza, confusión, trastorno de sueño, alteraciones del lenguaje…), musculoesqueléticos (dolores articulares, presión torácica…) otros de tipo otorrinolaringológicos u oftalmológicos (ojos secos, visión borrosa, dolor de garganta, etc.).
Otro dato que preocupa a CSIF es que casi un 40 por ciento de los casos con COVID-19 tiene más de 50 años. «Este dato lo relacionamos con el envejecimiento de las plantillas», ha explicado la secretaria nacional de Prevención del sindicato, Encarna Abascal.
Por otra parte, solo un 32,95 por ciento de los afectados recibe algún seguimiento por parte de los departamentos de Prevención y Salud Laboral de los centros sanitarios, teniendo que acudir a la asistencia privada un 11,24 por ciento, según los encuestados.
Por todo ello, Abascal ha exigido que la COVID-19 persistente se considere enfermedad profesional para el personal de la Sanidad y que se realice su seguimiento. «La COVID-19 persistente no puede ser negada ni un minuto más por las administraciones. No podemos hacer invisible todo este daño que ha provocado en el mundo laboral. Urge una estrategia preventiva, la actualización de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales, así como del cuadro de enfermedades profesionales», ha sostenido.
Asimismo, ha lamentado que el tratamiento y la atención que se está dando a los trabajadores «no es el correcto», ya que solo se consigue el reconocimiento del contagio como enfermedad profesional por COVID-19 por la vía judicial y las recaídas no se consideran accidente de trabajo sino enfermedad común.
«La COVID-19 persistente todavía no se cataloga como enfermedad profesional ni se le espera. También hemos pedido la creación de consultas de COVID-19 persistente por provincias, reforzar los servicios de prevención de riesgos laborales y más medios para la investigación y poder tratarla de la mejor forma posible», ha remachado Hontangas.
Por último, con motivo del 28 de abril, Día Mundial de la Seguridad y Salud en el Trabajo, CSIF ha lanzado su campaña ‘Volver sano y salvo a casa a cualquier edad’, con el objetivo de «promover la gestión de la seguridad y salud en el trabajo para profesionales de edad avanzada (+55 años)».
«Consideramos que debe convertirse en una prioridad en todos los sectores debido al aumento del envejecimiento de la población activa, actualmente son el 19 por ciento de los ocupados según la Encuesta de Población Activa (EPA)», ha finalizado Abascal.