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Reseña: Neeson es un asesino sin memoria en “Memory”

En esta imagen difundida por Open Road Films/Briarcliff Entertainment, Scot Williams, a la izquierda, y Liam Neeson en una escena de "Memory". (Rico Torres/Road Films -Briarcliff Entertainment vía AP) (Rico Torres/AP)

“Memory” («Asesino sin memoria») es un título interesante para el nuevo thriller de Liam Neeson. ¿Recuerdas su último thriller? ¿O el anterior a ese? ¿A quién fue que se llevaron? Se ha vuelto difícil diferenciar estas películas desde hace años, y sin embargo continúan apareciendo.

“Memory”, que se estrena en cines de Estados Unidos el viernes, no cambia mucho la fórmula, sino que es una variación brutal y sombría del tema de Liam Neeson. Proyecta un tapiz noir más amplio y entretejido ambientado en la frontera de Texas, con un elenco que incluye a Guy Pearce, Monica Bellucci y Ray Stevenson. Si vas a ver “Memory” con la esperanza de que Neeson vaya a gruñir diálogos ingeniosos como “Si la memoria no me falla, ¡estás frito!”, posiblemente te sorprendas al encontrar un film menos enfocado en el heroísmo de las estrellas de acción, más turbio y cínico.

¿Hace eso que sea bueno? Yo no iría tan lejos. La cinta dirigida por Martin Campbell, el realizador británico de thrillers brillantes (“Casino Royale”) y crudos (“Edge of Darkness”, o “Al filo de la oscuridad”), carece de la textura y el sentido de lugar que podría haber hecho de “Memory” algo más que un desecho. Pero sus actores — Neeson y particularmente Pearce — no tiran la toalla.

Neeson interpreta a un asesino de El Paso, Texas, llamado Alex Lewis que se inclina hacia el terreno de los malos más que la mayoría de sus papeles previos. Pero por supuesto, Alex tiene una brújula moral que no tolerará ciertas cosas. Le rompe la cabeza a un tipo contra la barra por su comportamiento grosero hacia una prostituta, pero no matará niños. Cuando Alex se niega a asesinar a una chica de 13 años (Mia Sanchez), un sindicato del crimen que busca encubrir una red de tráfico de menores lo persigue. Al mismo tiempo, Alex está viviendo el inicio temprano de la enfermedad de Alzheimer. Eso, curiosamente, rara vez afecta su misión de proteger a la chica y acabar con la mafia, pero hace que Alex sea aún más audaz; su vida se está desvaneciendo de todos modos.

Al mismo tiempo, el agente del FBI Vincent Serra (Pearce) está tratando de derribar la red criminal y vigilando a la misma adolescente, pero sus superiores lo empujan hacia otros casos. La presencia misma de Pearce en un thriller sobre la pérdida de la memoria es un guiño a “Memento” («Amnesia»). En una escena, cuando Neeson escribe pistas en su antebrazo para ayudarse a recordar, uno casi espera que Pearce tome el bolígrafo y le dé algunos consejos. Hay muchas cosas familiares en “Memory”, una nueva versión del thriller belga de 2003 “De zaak Alzheimer” («Un caso de Alzheimer»).

Alex y Vincent forman una sociedad flexible como dos hombres que intentan llevar a cabo un acto de justicia en un lugar donde no la hay. Si los thrillers de Liam Neeson han presentado al actor como una especie de justiciero trotamundos y defensor de la justicia, es apropiado que se dirija a la frontera entre Estados Unidos y México. Le doy crédito a “Memory” por suscitar indignación ante la difícil situación de los jóvenes inmigrantes mexicanos a lo largo de la frontera.

Pearce, sudoroso y sucio, estabiliza la película, que es tan suya como de Neeson. Pero en todo caso, ambos parecen actores que deberían estar en algo mejor que esto: una película a menudo descuidada, poblada en gran parte por personajes comunes y a medio formar, como la millonaria y un tanto ridícula interpretada por Bellucci, una magnate de El Paso que mueve los hilos para encubrir a su hijo. Es imposible no tratar de imaginar una iteración mejor y más memorable de esta historia.

“Memory”, un estreno de Open Road, tiene una clasificación R (que requiere que los menores de 17 años la vean acompañados de un padre o tutor) de la Asociación Cinematográfica de Estados Unidos (MPAA, según sus siglas en inglés) por violencia, algunas imágenes sangrientas y lenguaje soez. Duración: 114 minutos. Dos estrellas de cuatro.

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Jake Coyle está en Twitter como http://twitter.com/jakecoyleAP

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