WASHINGTON (AP) — La Corte Suprema de Estados Unidos, que tradicionalmente trabaja enclaustrada, está a punto de enfrentar toda la fuerza de la presión pública y de la política cuando los jueces tomen una decisión final sobre la anulación del histórico fallo del caso de Roe contra Wade relativo al aborto.
Los magistrados están ingresando en una época políticamente explosiva, elaborando lo que podría ser el fallo más importante sobre la salud y privacidad de las mujeres en 50 años, mientras un público atento, sensibilizado por las guerras culturales de la nación, mira con atención y trata furiosamente de influir en el resultado.
El juez Samuel Alito parecía estarse preparando para la embestida en el borrador de opinión que fue filtrado y cuyo contenido anularía el fallo de 1973 y su derecho constitucional al aborto.
“No podemos permitir que nuestras decisiones se vean afectadas por influencias externas como la preocupación de la reacción del público sobre nuestro trabajo”, escribió Alito en el borrador fechado en febrero que fue enviado a otros magistrados mientras preparan una decisión final, que se presume estará lista para junio.
La presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, dijo, citando a Abraham Lincoln, que la opinión pública es todo. Pero los magistrados, a diferencia de los legisladores, no tienen que competir en elecciones.
En algún momento de los últimos días, más de 1.000 personas acudieron a la escalinata de la Corte Suprema. En Los Ángeles, la policía colocó a la ciudad bajo alerta táctica después de un altercado entre defensores del derecho a abortar y la policía en el centro de la ciudad. Encuestas recientes mostraron que la mayoría de los estadounidenses están a favor de preservar algo del acceso a los servicios para interrupción del embarazo.
“Luchemos con todo lo que tenemos”, manifestó la vicepresidenta Kamala Harris en un discurso pronunciado en la conferencia nacional del comité de acción política EMILY ‘s List.
Aunque el presidente Joe Biden y otros promotores del acceso al aborto están listos para defender el fallo de Roe vs. Wade, la presión no viene sólo de ese lado. Los republicanos que han estado trabajando para este momento durante décadas, con esfuerzos dirigidos a llenar la corte con jueces conservadores —consiguiendo tres de ellos durante la presidencia de Donald Trump_, están determinados a finalmente lograr su objetivo.
El líder republicano en el Senado, Mitch McConnell, exhortó a los magistrados a mantener su proceso y prometió que los senadores «los apoyarán, pase lo que pase”.
En un discurso que pronunció en el Capitolio, frente a la Corte Suprema, McConnell, quien es el principal arquitecto de una campaña para confirmar jueces conservadores, alentó a los magistrados a que “ignoren el ruido de mala fe y siéntanse completamente libres de hacer su trabajo”.
El borrador filtrado ofreció a los estadounidenses un inusual adelanto de las deliberaciones típicamente privadas y ocultas del máximo tribunal, y la revelación está impulsando una avalancha pública de opiniones y protestas que reflejan el largo debate de la nación sobre las políticas para el aborto, todo ello en la antesala de las disputadas elecciones legislativas que se celebrarán a fin de año.
De momento no está claro si los magistrados se verán influenciados por el intenso escrutinio público. Pero la divulgación del documento ha permitido dar el vistazo más espectacular al trabajo del máximo tribunal en la era moderna. Desde la década de 1970, las deliberaciones privadas de la Corte Suprema no se habían hecho tan públicas; de hecho, la decisión final del caso Roe vs. Wade se filtró horas antes de ser anunciada.
Aunque los jueces de la Corte Suprema tienen nombramientos vitalicios y están protegidos de la necesidad de contribuciones de campaña que puedan influir en las opiniones, los funcionarios electos y los candidatos que se postulan a la Cámara de Representantes, al Senado y a los cargos de elección de todos los estados se enfrentarán a innumerables esfuerzos para obligarles a tomar partido.