MADRID, 4 (EUROPA PRESS)
Al menos una de cada seis escuelas apoyadas por el Fondo de la ONU para la Infancia (UNICEF) en el este de Ucrania han sufrido daños o han quedado directamente destruidas, entre ellos el único centro gestionado por dicha agencia en la localidad de Mariúpol.
Sólo en la última semana, los ataques han afectado a dos escuelas y, en total, ya son 15 los centros dañados, de un total de 89. En todo el país, suman ya cientos las instalaciones que se han sufrido el impacto directo del conflicto o han sido reconvertidas para otros usos, también como refugios o con fines militares.
El representante de UNICEF en Ucrania, Murat Sahin, ha comparado el actual escenario con la «esperanza» que supuso para muchos niños el inicio del curso escolar, después de la parálisis derivada de la pandemia de COVID-19.
Lejos de este optimismo inicial, «cientos de niños han sido asesinados y el año escolar termina en medio del cierre de las aulas debido a la guerra y la destrucción de las instalaciones educativas», ha lamentado.
UNICEF ha subrayado que, para la infancia, la escuela es más que un mero centro de aprendizaje. Sahin ha advertido de que «garantizar el acceso a la educación puede marcar la diferencia entre una sensación de esperanza o desesperación para millones de niños», algo «crucial» para el futuro de estos menores y también para el del conjunto de Ucrania.
«A pesar del horror de la guerra se ha realizado un trabajo impresionante para garantizar que los niños puedan seguir aprendiendo», ha resaltado Sahin. UNICEF ha reconvertido en algunas zonas sus trabajos, por ejemplo para llegar a quienes permanecen refugiados en las estaciones de metro de Járkov.
Sin embargo, el representante de la organización ha apuntado que este tipo de iniciativas sólo son provisionales y que «la lucha debe detenerse para que las aulas puedan reconstruirse y las escuelas puedan ser lugares seguros y divertidos para aprender nuevamente».