CIUDAD DE MÉXICO (AP) — Otro periodista fue encontrado sin vida en el norte de México el jueves, el noveno trabajador de medios de comunicación asesinado en el país en lo que va del año.
Los fiscales del estado de Sinaloa dijeron que el cuerpo de Luis Enrique Ramírez Ramos, de 59 años, fue hallado en un camino de tierra cerca de Culiacán, la capital estatal. Es el noveno reportero o fotógrafo asesinado en México este año, cifra que hace del país el sitio más peligroso del mundo para ejercer el periodismo fuera de zonas de guerra.
El sitio de noticias para el que trabajaba Ramírez Ramos, “Fuentes Fidedignas”, informó que había sido secuestrado cerca de su casa.
Ramírez Ramos aparece como “director fundador” en el directorio del sitio web, que ha reportado relativamente poco sobre la violencia a manos de cárteles del narcotráfico que asola a Sinaloa, donde se encuentra el cártel del mismo nombre. Sin embargo, Fuentes Fidedignas sí reporta sobre disputas políticas locales, que a menudo son un tema riesgoso para los periodistas de los estados mexicanos.
Pero el sitio web también incluye una sección de “buenas noticias” sobre Sinaloa, y en su declaración de misión establece que “del mismo modo que denunciamos vicios y corruptelas, exponemos esa parte de empuje, de trabajo, de generosidad que da a nuestro estado la gente buena”.
El Comité para la Protección de los Periodistas señaló que lamenta el asesinato y “llama urgentemente a las autoridades a investigar los hechos”.
Francisco Chiquete, reportero de Culiacán, dijo que Ramírez Ramos era un periodista muy profesional y capaz, y señaló que desde 2015 había expresado temores sobre represalias por su trabajo. Sin embargo, Chiquete comentó que no estaba al tanto de que su colega enfrentara alguna amenaza reciente.
Muchos asesinatos de periodistas en los últimos años en México han sido atribuidos a los cárteles de la droga, y los periodistas de las ciudades más violentas del país, como Culiacán, a menudo evitan los temas de narcotráfico por su propia seguridad.
Pero en una entrevista de 2015 con la estación de radio MVS luego del asesinato del reportero Humberto Millán, Ramírez Ramos dijo que él no escribía sobre narcos, ni bien ni mal, pero que Millán tampoco lo hacía y eso no fue suficiente para que siguiera vivo.
Los gobiernos estatales y el federal de México han sido criticados por no prevenir los asesinatos ni investigarlos suficientemente.
Aunque el presidente Andrés Manuel López Obrador ha prometido un programa de “cero impunidad” para investigar los asesinatos, el director de ese programa enlistó el jueves sólo seis homicidios de periodistas en lo que va del año, pese a que se habían perpetrado ocho. Y el mandatario sigue con sus frecuentes ataques verbales contra periodistas cuyas historias le disgustan, llamándolos “conservadores” y “mercenarios”, y utilizando información de simpatizantes —y, al parecer, de agencias tributarias— para hacer públicos los ingresos de los reporteros cuyo trabajo le desagrada.
Los grupos defensores de la prensa dicen que las críticas diarias de López Obrador a los periodistas los hacen más vulnerables a la violencia.
En febrero, la Sociedad Interamericana de Prensa pidió al presidente que suspendiera de inmediato las agresiones e insultos, ya que los ataques de ese tipo desde la cúpula del poder alientan la violencia contra la prensa.
Y en marzo, la Unión Europea aprobó una resolución que “pide a las autoridades, y en particular a las de mayor rango, que se abstengan de publicar cualquier comunicación que pueda estigmatizar a los defensores de los derechos humanos, los periodistas y los trabajadores de los medios de comunicación, exacerbar el ambiente contra ellos o distorsionar sus líneas de investigación”.