MADRID, 9 (EUROPA PRESS)
Un enfoque innovador para caracterizar la deforestación desde el año 2000 muestra que se perdieron más de 71 millones de hectáreas de bosques tropicales secos, particularmente en América del Sur y Asia.
Aún más preocupante, un tercio de los bosques remanentes están amenazados ya que están ubicados en las denominadas áreas fronterizas donde la deforestación avanza rápidamente, según el nuevo estudio.
Los bosques secos tropicales africanos todavía están comparativamente menos perturbados, pero en muchos de ellos ha surgido recientemente la deforestación. Se necesita urgentemente un seguimiento con visión de futuro y una planificación del uso de la tierra para salvaguardar los bosques secos tropicales del mundo.
En la investigación publicada en Nature Sustainability, investigadores del Departamento de Geografía de la Humboldt-Universität zu Berlin y el Instituto de la Tierra y la Vida de la Universidad Católica de Lovaina brindan la evaluación global más completa de los procesos de deforestación en los bosques secos y bosques del mundo hasta la fecha.
Utilizando series temporales de imágenes satelitales de alta resolución de pérdida de bosques para el período de 2000 a 2020, el equipo analizó los patrones espaciales y temporales de deforestación en más de 18 millones de kilómetros cuadrados de bosques tropicales secos y bosques.
«La principal innovación de nuestro estudio es que desarrollamos una metodología que va más allá de señalar la deforestación», explica en un comunicado Tobias Kuemmerle, profesor del Departamento de Geografía de la Humboldt-Universität. «En otras palabras, ahora podemos detectar y mapear en detalle dónde se está acelerando la deforestación y dónde se ha ralentizado, y si resulta en paisajes fragmentados o si los bosques se pierden por completo».
Los resultados son alarmantes. Desde el año 2000, se han destruido más de 71 millones de hectáreas de bosque seco, un área de aproximadamente el doble del tamaño de Alemania. Muchos focos de deforestación se concentran en América del Sur, como el Gran Chaco en Argentina, Paraguay y Bolivia, o el Cerrado en Brasil, así como en Asia, como los bosques secos de Camboya, Laos y Vietnam. «Lo que es preocupante también es que encontramos que un tercio de todos los bosques secos que quedan están ubicados en áreas donde ya se está deforestando», destaca Matthias Baumann, coautor del estudio, y agrega: «Vamos a perderemos muchos de estos bosques únicos en un futuro cercano, si no los protegemos mejor».
Gran parte de la deforestación ocurre cuando la agricultura intensiva en capital se extiende a los bosques secos. «Sorprendentemente, alrededor del 55 % de las áreas donde recientemente surgieron fronteras de deforestación están ubicadas en bosques secos africanos», destaca Patrick Meyfroidt, otro coautor del estudio, y destaca: «Podemos esperar que la expansión agrícola se acelere mucho en el futuro», porque muchos productores mundiales tienen la vista puesta en la región. Si queremos salvaguardar los bosques secos y las sabanas de África, ahora es el momento de actuar».
La deforestación en los trópicos genera importantes problemas ambientales y sociales, incluida la pérdida de biodiversidad, las emisiones de carbono, la propagación de enfermedades zoonóticas o la marginación de millones de habitantes locales que dependen de estos bosques para su sustento.
Desafortunadamente, el destino de los bosques secos y las sabanas es frecuentemente pasado por alto por la investigación, por los formuladores de políticas y por el público. Ana Buchadas, investigadora del Departamento de Geografía de la Humboldt-Universität zu Berlin dice: «Esto es problemático porque estos ecosistemas son realmente excepcionales e igualmente amenazados como las selvas tropicales en muchas partes del mundo».
Se necesita un mejor monitoreo de la deforestación y una mejor planificación del uso de la tierra y la sostenibilidad, según los autores. «Nuestro trabajo nos permitió identificar patrones recurrentes de procesos de deforestación en diferentes continentes. Este puede ser un buen punto de partida para desarrollar herramientas de políticas que se adapten mejor a las condiciones locales», dice Ana Buchadas. Según los investigadores, los resultados también son una gran oportunidad para aprender de una situación, por ejemplo, intervenciones de políticas que han funcionado en América del Sur, para otras situaciones, como cuando la deforestación está comenzando en África.