JERUSALÉN (AP) — El gobierno del primer ministro de Israel llegó el lunes cojeando a la apertura de la sesión de verano del Parlamento, que se encuentra al borde del colapso.
Menos de un año después de asumir el cargo, Naftali Bennett ha perdido su mayoría parlamentaria, su propio partido se está desmoronando y un socio clave del gobierno ha suspendido la cooperación con la coalición. Esto ha sentado las bases para un posible intento de la oposición, liderada por el exprimer ministro Benjamin Netanyahu, de derrocar al gobierno más adelante esta semana.
Si bien Bennett parece estar preparado para defenderse de este desafío inmediato, sus perspectivas a largo plazo son inciertas en un momento en el que el gobierno está profundamente dividido en cuanto a los principales temas, Israel se enfrenta a una continua ola de apuñalamientos y tiroteos por parte de atacantes palestinos solitarios y se avecina una confrontación con Estados Unidos sobre la construcción de asentamientos en Cisjordania.
Boaz Toporovsky, presidente en funciones de la coalición, reconoció que ésta se encuentra en medio de una “grave crisis”, pero se mostró optimista sobre su supervivencia. “Todo el mundo entiende que estamos en una encrucijada que puede provocar, Dios no lo quiera, elecciones en Israel”, dijo a la cadena pública israelí Kan.
El nuevo gobierno hizo historia cuando tomó posesión en junio del año pasado, poniendo fin a un prolongado estancamiento en el que el país pasó por cuatro rondas de elecciones inconclusas en sólo dos años. Para evitar lo que habrían sido otras elecciones, Bennett reunió una coalición diversa de ocho partidos con poco en común más allá de su animosidad compartida hacia Netanyahu.
La nueva coalición, que incluye a nacionalistas religiosos de línea dura que se oponen a la creación de un Estado palestino, a izquierdistas moderados y, por primera vez en una coalición israelí, a un partido árabe islamista, acordó dejar de lado las cuestiones más conflictivas del país y centrarse en áreas de amplio consenso.
El gobierno ha logrado aprobar un presupuesto, sortear la pandemia de coronavirus y fortalecer las relaciones tanto con la administración Biden como con los aliados árabes de Israel. Bennett también se ha convertido en un sorprendente mediador en la guerra entre Ucrania y Rusia, hablando regularmente con los líderes de ambos países.