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Sin “Otoniel”, Clan del Golfo muestra poder en Colombia

ARCHIVO - En esta foto proporcionada por la Oficina de Prensa de la Policía de Colombia, uno de los narcotraficantes más buscados del país, Dairo Antonio Úsuga David, alias "Otoniel", es escoltado y esposado en Bogotá, Colombia, el 23 de octubre de 2 (AP)

BOGOTÁ (AP) — Durante cuatro días, el Clan del Golfo intimidó a poblaciones enteras en al menos seis departamentos de Colombia demostrando su capacidad de hostigamiento como parte de una retaliación por la reciente extradición a Estados Unidos de su jefe máximo, Dairo Antonio Úsuga David, mejor conocido como “Otoniel”.

Constituido por herederos de estructuras paramilitares, el Clan del Golfo hizo una declaratoria de paro armado el jueves pasado, una directriz típicamente usada en Colombia por los grupos ilegales para bajo amenaza impedir la libre movilidad de la población bloqueando vías y ordenando cerrar el comercio o salir de sus casas.

“Las amenazas llegaron a las comunidades por audios, por WhatsApp, documentos y grafitis”, dijo el lunes a The Associated Press Adil Jose Melendez, defensor de Derechos Humanos y abogado de víctimas. “Impidieron el suministro de alimentos a la comunidad de los Montes de María y en la región hubo varios asesinatos”, agregó.

Aunque han circulado panfletos en los que el Clan del Golfo habría indicado que el paro armado cesó desde el domingo en la noche, algunas comunidades el lunes aún guardaban cautela y no salían libremente de sus casas, aseguró Melendez.

Elizabeth Dickinson, analista senior para Colombia de Crisis Group, indicó a la AP que lo que se dio en las zonas fue una “coerción total a la población civil”, que corría peligro real al no seguir las órdenes del Clan del Golfo. “La estrategia de seguridad de capturar a gente de alto valor no garantiza la seguridad para la población civil”, advirtió.

Según el Ministerio de Defensa, tres civiles y otros tres miembros de la fuerza pública fallecieron en el marco del paro armado. Además, el Clan del Golfo afectó 187 vehículos, la mayoría fueron quemados en carreteras. El balance del Tribunal de Paz es más pesimista, calcula que 138 comunidades estuvieron confinadas y se registraron 24 homicidios selectivos a civiles.

Las autoridades colombianas han dicho que se trata de reductos del Clan del Golfo que no actúan en bloque sino en pequeños grupos y para combatirlos desplegaron más de 52.000 efectivos de la fuerza pública.

“Ellos quieren con estos actos aislados, cobardes, en distintos lugares, generar una sensación de zozobra en el país. Una vez más, les vamos a demostrar que el Estado está por encima de ellos”, dijo el sábado el presidente Iván Duque en una declaración oficial.

El mandatario ha dicho que el Clan del Golfo está diezmado por la acción de sus fuerzas de seguridad y afirmó que este grupo criminal había llegado “a su final” luego de la captura de “Otoniel”, a quien llamó el narcotraficante más buscado de Colombia, en octubre de 2021 en un operativo especial desplegado en las montañas del noroeste del país. Sin embargo, analistas advierten que el Clan del Golfo no está derrotado.

“Cuando mataron a Pablo Escobar dijeron que se iba a acabar el narcotráfico y resulta que hoy tenemos más que cuando él estaba, lo mismo pasa con el Clan del Golfo, no se acabó por Otoniel”, dijo a la AP Camilo González, presidente del Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz.

El Clan del Golfo, también llamado Autodefensas Gaitanistas de Colombia o Los Urabeños, es principalmente una organización ilegal de tráfico de drogas y las autoridades colombianas calculan que tiene entre sus filas 3.500 personas con presencia en el norte y oeste del país en los departamentos de Chocó, Bolívar, Sucre, Antioquia y Córdoba, los mismos que afectaron durante el paro armado.

La policía colombiana ha señalado que desde la captura de “Otoniel”, el Clan del Golfo está dividido y hay al menos tres cabecillas visibles, por lo que ofrecen hasta 1,2 millones de dólares de recompensa. Con el alias de “Chiquito Malo”, Jobanis de Jesús Ávila controlaría el tráfico de drogas en la frontera con Panamá; José Gonzalo Sánchez, alias “Gonzalito” estaría a cargo de controlar las regiones de Bajo Cauca y Córdoba y Wilmer Giraldo, alias “Siopas” del departamento de Chocó.

“Pueden eliminar o capturar a cabezas muy importantes, pero lo que pasa es que se trata de un negocio muy rentable: es una red mafiosa, que tiene políticos, empresarios, gente que lava activos. El Clan del Golfo no es solo narcotráfico, tiene trata de blancas, negocios ilegales de oro”, aseguró González.

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