COLOMBO, Sri Lanka (AP) — Desafiando un toque de queda nacional, varios cientos de manifestantes corearon eslóganes contra el gobierno de Sri Lanka el martes, un día después de los choques violentos que provocaron la renuncia del primer ministro, a quien se culpa, junto a su hermano, que ostenta el cargo de presidente, de llevar al país a su peor crisis económica en décadas.
Los manifestantes se concentraron en la entrada de la oficina del presidente, Gotabaya Rajapaksa, en la capital, Colombo, por 32do día para exigir que siga los pasos de su hermano. Durante semanas, miles de personas se han manifestado en las inmediaciones de la oficina, pero el martes había apenas unos cientos por el estricto toque de queda decretado tras los choques de la víspera que dejaron cuatro muertos.
Un decreto gubernamental emitido el lunes en la noche confirmó la renuncia de Mahinda Rajapaksa, el primer ministro.
Los inconformes pidieron el martes al presidente deje el cargo y reconstruyeron las tiendas de campaña dañadas por el ataque del lunes.
Uno de los manifestantes, Chamath Bogahawatta, un ingeniero de software, dijo que el ejecutivo “hizo algo muy despreciable al traer a gente para provocarnos. No creo que la gente vaya a tolerar sus intentos de gobernar con la ayuda del gobierno».
“Habrá más gente que se unirá a nosotros. ¿Cuánto tiempo van a gobernar un país bajo el toque de queda?», se preguntó.
La renuncia del primer ministro se produjo después del estallido de violencia frente a las oficinas de Rajapaksas mientras sus partidarios golpearon a los manifestantes con barras de madera y hierro. Las autoridades movilizaron rápidamente a las tropas armadas en muchas partes del país e impusieron un toque de queda hasta el miércoles.
La emboscada por parte de los seguidores de los mandatarios generó inmediatamente ira y caos, y la gente empezó a atacar a políticos del partido gobernante. Más de una docena de viviendas de líderes de la formación fueron destrozadas e incendiadas.
Al menos cuatro personas, incluyendo un legislador oficialista, fueron asesinadas y casi 200 más resultaron heridas el lunes en la noche.
“Si pensaban que podían parar una enorme lucha popular destruyendo nuestras tiendas, creo que anoche mismo obtuvieron la respuesta», apuntó Charith Janapriya, uno de los manifestantes. “Lo que hemos perdido son algunas tiendas y ropa (…) pero tenemos a mucha más gente de nuestro lado que antes».
Desde hace más de un mes, la tensión en la nación del sudeste asiático ha aumentado por unas protestas que comenzaron en la capital y se propagaron al campo. Han atraído a gente de distintas etnias, religiones y clases sociales, e incluso a partidarios de los Rajapaksa, algunos de los cuales llevan semanas exigiendo su renuncia.
La presión para que el presidente Rajapaksa deje el cargo aumentó tras la renuncia de su hermano, según los analistas, y se produce tras el drástico colapso de su economía en las últimas semanas.