COLOMBO, Sri Lanka (AP) — Las autoridades Sri Lanka desplegaron el miércoles vehículos blindados y soldados en las calles de la capital, Colombo, un día después de que turbas progubernamentales atacaron a manifestantes pacíficos, lo que desencadenó una ola de violencia en todo el país.
Las fuerzas de seguridad recibieron la orden de disparar a quienes se considere que participen en la violencia, mientras los actos esporádicos de vandalismo e incendios continuaron por segundo día a pesar del estricto toque de queda que comenzó el lunes en la noche.
Vehículos blindados con soldados fueron vistos entrando a algunas zonas de Colombo, donde el gobierno enfrenta su mayor desafío en décadas mientras el país se hunde en la crisis económica y las protestas.
Videos publicados en redes sociales mostraron filas de camiones militares saliendo de la capital y a soldados levantando puestos de control en todo el país mientras se teme que el vacío de poder pueda allanar el camino a un alzamiento militar.
Las protestas generalizadas han exigido la renuncia del presidente, Gotabaya Rajapaksa, y de su hermano, que dejó su cargo como primer ministro a principios de esta semana, por una crisis de deuda que ha dejado a la nación al borde de la quiebra y a su población lidiando con la escasez de combustible, alimentos y otros productos básicos.
Tras la renuncia de Mahinda Rajapaksa, él y su familia fueron evacuados de su residencia oficial entre miles de manifestantes que trataban de entrar al edificio de la época colonial fuertemente custodiado. No se ha confirmado su paradero, pero algunos inconformes se concentraron en el exterior de una fortificada base naval en Trincomalee, en la costa norte, afirmando que la familia estaba protegida allí.
La embajada de India, por su parte, negó los rumores que circulaban por internet de que “ciertos políticos y sus familias han huido a India” y desmintió el envío de tropas a la isla.
El presidente Gotabaya Rajapaksa sigue en la residencia oficial protegido por filas cercas de metal custodiadas por soldados y policías.
La violencia derivada de los enfrentamientos entre partidarios y contrarios del gobierno el lunes en la noche causó ocho muertos, incluyendo un legislador del partido gobernante y dos policías, y 219 heridos, según el Ministerio de Defensa. Además, 104 edificios y 60 vehículos quedaron calcinados.
Sri Lanka está al borde de la bancarrota y declaró que suspenderá el pago de 7.000 millones de dólares en préstamos extranjeros que debía abonar este año, de los 25.000 millones que vencen en 2026. Su deuda externa total asciende a 51.000 millones de dólares.
La escasez de divisas ha provocado una reducción de las importaciones y una grave escasez de productos básicos, desde alimentos a gas parea cocinar, combustible y medicamentos. En los últimos meses, los residentes han tenido que hacer fila durante horas para poder comprar las limitadas existencias y muchos regresaban a sus casas sin anda.
Los manifestantes achacan la crisis económica a la presunta corrupción y al estilo de gobierno de los hermanos Rajapaksa.
La renuncia del primer ministro ha dejado un vacío de poder ya que el gobierno se disolvió de forma automática tras el anuncio. El presidente está bajo presión para nombrar a alguien que pueda unir a la población como primer ministro, para ceder parte de su poder al Parlamento y para presentar su propia dimisión.