MADRID, 16 (EUROPA PRESS)
Dermatólogos de Alemania han identificado lo que podría ser un vínculo crucial entre el acné y un déficit de ácidos grasos omega-3. Sus resultados, publicados durante el Simposio de Primavera de la Academia Europea de Dermatología y Venereología (EADV), podrían ofrecer nuevas oportunidades para el tratamiento de una enfermedad que se calcula que afecta a casi 23 millones de personas en Europa.
El equipo responsable de la investigación, con sede en el Departamento de Dermatología y Alergia de Múnich, estudió a 100 pacientes diagnosticados de acné y, mediante la medición de parámetros nutricionales en la sangre, descubrió que el 94% de los pacientes tenía niveles de ácidos grasos omega-3 inferiores a los recomendados (8-11%).
También investigaron la dieta de los pacientes y descubrieron que los que decían consumir regularmente legumbres, como garbanzos y lentejas, además de abstenerse de consumir aceite de girasol, tenían niveles más altos del ácido graso clave.
El equipo de dermatólogos que ha llevado a cabo la investigación ha pedido a los médicos que pregunten a los pacientes con acné por sus hábitos alimentarios cuando les hablen del diagnóstico y el tratamiento de su enfermedad.
«La nutrición desempeña un papel fundamental en la prevención, la aparición y la evolución de muchas enfermedades, incluidos los trastornos dermatológicos como el acné vulgar», afirma la doctora Anne Gürtler, autora principal del equipo del Departamento de Dermatología y Alergia de la Universidad Ludwig-Maximilian de Múnich (Alemania).
Por ello, recomienda que, «como parte de un enfoque de tratamiento moderno, los clínicos deberían proporcionar a los pacientes información sobre cómo su elección de dieta podría impactar en su diagnóstico dermatológico y podría potencialmente mejorar los resultados terapéuticos».
«Durante años, se ha atribuido un impacto negativo para el acné vulgar a la dieta occidental debido a sus efectos directos sobre los niveles de IGF-1. Sin embargo, las medidas nutricionales preventivas y de acompañamiento de la terapia aún no se han abordado suficientemente. A este respecto, los ácidos grasos (AG) omega-3 parecen ser los más prometedores debido a sus efectos antiinflamatorios», subraya.
Sus comentarios son respaldados por Asli Bilgic, profesor adjunto del Departamento de Dermatología y Venereología de la Universidad de Akdeniz (Turquía) y miembro del Comité de Comunicaciones de la EADV, quien asegura que los hallazgos «refuerzan la idea de que una dieta saludable es esencial para la remisión a largo plazo del acné vulgar».
Los ácidos grasos omega-3, que se encuentran en alimentos como las legumbres, las algas, los frutos secos, las semillas y el pescado no de piscifactoría, como el salmón salvaje y las sardinas, reducen la inflamación al estimular la producción de prostaglandinas antiinflamatorias E1 y E3, el leucotrieno B5 y disminuyen los niveles del factor de crecimiento similar a la insulina (IGF) – 1, la hormona central que induce el acné.
En el estudio, los pacientes con niveles de omega-3 inferiores al 8% mostraron niveles más altos de IGF-1, en comparación con los pacientes sin déficit de este nutriente.
Cuando los pacientes se subdividieron en grupos con un déficit grave inferior al 4%, los niveles de la hormona inductora del acné aumentaron aún más.
«Para determinar el efecto que puede tener un suplemento, primero hay que investigar los niveles de referencia para evaluar si existen deficiencias reales», afirma la doctora Gürtler.
«El objetivo del presente estudio era explorar los niveles sanguíneos de omega-3-FA de los pacientes con acné en los eritrocitos (glóbulos rojos) y correlacionarlos con la gravedad clínica de la enfermedad y los hábitos alimentarios de los pacientes. Mientras que los datos presentan una tendencia al déficit de omega-3-FA en la población general, nuestro estudio esboza un agravamiento en los pacientes con acné. Los resultados de este estudio podrían servir de base para futuros ensayos de intervención».
El profesor adjunto Asli Bilgic explica que «el acné vulgar es una afección que pesa mucho sobre quienes la padecen, e incluso repercute negativamente en su vida personal y profesional. También es uno de los motivos de consulta más frecuentes en la práctica general, ya que los pacientes buscan formas de aliviar sus síntomas», añade.
«Esta apasionante investigación nos ayuda a dar un paso más hacia la provisión de tratamientos eficaces para los millones de personas que se enfrentan a la vergüenza y el estigma de esta afección cutánea, buscando más allá de las pomadas tópicas para la piel y los tratamientos sistémicos clásicos una vía que puede tener beneficios adicionales para la salud –destaca–. También refuerza la idea de que una dieta sana es esencial para la remisión a largo plazo del acné vulgar».
El doctor apunta que, «aunque es necesario seguir explorando esta vía, puede dar esperanzas a las personas que buscan una forma de controlar su enfermedad».
El estudio Burden of Skin Diseases (Carga de las enfermedades de la piel) de la EADV2 descubrió que el 5,4% de los adultos encuestados en 27 países europeos padecían acné, que provoca manchas, quistes y piel grasa, sobre todo en la cara, la espalda y el pecho, y que puede provocar cicatrices. Si esta cifra se extrapola a toda la población de estos países, indica que 22.870.000 personas, la mayoría de ellas mujeres, están afectadas.