MADRID, 20 (EUROPA PRESS)
Oklahoma ha aprobado este jueves una ley que prohíbe el aborto desde el momento previo a la fecundación, convirtiendo a este estado en el más restrictivo en cuanto a la interrupción voluntaria del embarazo, en el marco del borrador filtrado, no definitivo, del Tribunal Supremo estadounidense sobre el fallo ‘Roe versus Wade’.
El gobernador del estado de Oklahoma, Kevin Stitt, debe firmar la ley para que entre en vigor, una legislación aprobada en una votación con 73 votos a favor y 16 en contra que no incluye «el suministro o venta de píldoras del día después o cualquier tipo de anticonceptivo de emergencia», tal y como ha informado ‘The New York Times’.
«No puede haber nada más elevado que la defensa de la vida inocente y no nacida», ha declarado el representante estatal republicano, Jim Olsen, quien ya señaló a primeros de abril que, pese a que «la violación y el incesto son un crimen horrible», el «bebé» todavía «tiene derecho a la vida».
El estado de Oklahoma dio su aprobación final a principios de abril a un proyecto de ley que prohíbe casi de forma total el aborto, sin excepciones en caso de violación o incesto, por lo que aquellos que realicen este procedimiento se enfrentarán a multas y hasta a diez años de prisión.
Inspirados por la norma de Texas, ratificada por el Tribunal Supremo en septiembre de 2021, son varios los estados controlados por los republicanos en los que se han presentado textos similares que prohíben el derecho al aborto, incluso en este tipo de situaciones.
Asimismo, hace apenas dos semanas que se filtró un borrador de sentencia del Tribunal Supremo que supone revertir la sentencia de ‘Roe versus Wade’, un texto de 1973 que implica el reconocimiento del derecho al aborto a nivel federal e impide que los estados legislen al respecto.
Miles de manifestantes se concentraron en 400 ciudades de Estados Unidos, como Washington o Los Ángeles, para protestar contra la próxima eliminación del derecho al aborto a nivel federal por parte de Tribunal Supremo.
La mayoría de los estadounidenses (61 por ciento) apoyan que el aborto sea legal, según un macroestudio del Pew Research Center realizado en marzo. Solo el 8 por ciento consideran que debe ser ilegal, mientras que el 29 por ciento cree que debe ser ilegal salvo en unos supuestos limitados.