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AP Fotos: Vidas rotas y en recuperación en Ucrania

Un hombre acaricia a un perro el jueves 19 de mayo de 2022 en el metro de la ciudad de Járkiv, en el este de Ucrania. (AP Foto/Bernat Armangue) AP (Bernat Armangue/AP)

Un niño de 11 años impulsa a su hermana en un columpio a la salida de un hospital de Leópolis, con las piernas de ella colgando y vendadas donde terminan tras ser amputadas. Su madre también perdió una pierna y consuela a la niña en su cama en el hospital.

Yarik Stepanenko, su hermana gemela Yana y la madre de ambos, Natasha, intentaban tomar un tren que se dirigía al oeste —rumbo a un lugar seguro— desde la ciudad oriental de Kramatorsk cuando un misil cayó en la estación el 8 de abril. Yana perdió ambas piernas: una justo por encima del tobillo, la otra más arriba de la espinilla. Natasha perdió la pierna izquierda por debajo de la rodilla.

Yarik se quedó en la estación en el caos del ataque y resultó ileso. Ya está de vuelta con su madre y su hermana, que se recuperan en el hospital.

La familia Stepanenko es una de las muchas que están sufriendo las implacables consecuencias de la guerra en Ucrania.

Iryna Martsyniuk, de 50 años, se encuentra con ropa deportiva de color rosa brillante de pie frente a su casa, la cual tiene el tejado reducido a algunas tablas y escombros amontonados junto a la puerta. Martsyniuk y sus tres hijos pequeños estaban en la vivienda cuando ataques rusos destruyeron su hogar en la localidad de Velyka Kostromka, pero todos sobrevivieron ilesos.

En Járkiv, Roman Pryhodchenko se enjuga las lágrimas cerca de una ventana destrozada dentro de su casa dañada por varios ataques. En otros lugares, personas en duelo lloran ante los féretros de soldados ucranianos muertos.

En una zona recién recuperada cerca de Járkiv, las tropas ucranianas inspeccionan sótanos y edificios abandonados, mientras que en Kiev los militares suben cadáveres de soldados rusos a un vagón refrigerado.

Combatientes ucranianos evacuados de la asediada planta metalúrgica de Azovstal en Mariúpol se sientan cerca de una prisión en Olyonivka, en territorio controlado por la República Popular de Donetsk.

La siderúrgica había sido escenario de combates encarnizados durante semanas. El grupo cada vez más reducido de combatientes había resistido en la planta, atrayendo sobre sí ataques aéreos rusos, la artillería y el fuego de los tanques antes de que su gobierno les ordenara abandonar la defensa y salvar sus vidas.

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