MADRID, 22 (EUROPA PRESS)
Según la ONG, en los países analizados se gasta el doble, el triple e incluso el cuádruple que antes de la invasión de Ucrania. A modo de ejemplo, señala que un paquete de pasta cuesta un 275% más que hace tres meses en comunidades de Líbano, mientras que el precio de una barra de pan en Somalilandia es un 163% más alto. Hay lugares de Haití donde el aceite es un 120% más caro y en Myanmar el precio del petróleo ha escalado un 253%.
El análisis de Alianza-ActionAid compara los precios actuales con los del 23 de febrero, día antes de que Rusia invadiera Ucrania. Y bajo este contexto, desvela que en Etiopía el coste de los fertilizantes ha aumentado un 196 por ciento y un 142 por ciento el del gas para cocinar en Nigeria.
"El conflicto en Ucrania ha creado una tormenta perfecta de precios disparados de los alimentos, el combustible y los fertilizantes, afectando de forma desproporcionada a las comunidades locales a las que apenas les queda cinturón que apretarse", ha explicado la directora de Alianza-ActionAid, Cristina Muñoz.
El estudio realizado constata que la subida de precios está obligando a muchas familias a tomar decisiones drásticas. Los adultos, especialmente las mujeres, prescinden de comidas y sacan a sus hijos, sobre todo a las niñas, de la escuela. Muchos están vendiendo activos necesarios para futuros ingresos, como el ganado, y se están endeudando, alerta.
La ONG recuerda que Rusia y Ucrania son dos de los principales exportadores mundiales de trigo, maíz, combustible y fertilizantes y la interrupción de las exportaciones está haciendo que los precios se multipliquen, una subida que tiene efectos especialmente dramáticos en regiones que viven mayoritariamente en el umbral de la pobreza y que ya se veían muy afectadas por las consecuencias del cambio climático, la Covid-19 y los conflictos.
En muchos casos, son comunidades de difícil acceso, por lo que hay que sumarle el coste del transporte, ahora también disparado, añade el informe cuyos autores alertan de que la rápida escalada de los precios podría desembocar en una crisis de mayor impacto que la que se registró en 2007-2008.
En este sentido, el Programa Mundial de Alimentos predice que hasta 323 millones de personas se enfrentarán a una inseguridad alimentaria aguda este año si la guerra continúa, una cifra que podría ser aún más alta si la próxima temporada de siembra se ve afectada por los precios mundiales de los fertilizantes.
Por todo ello, Alianza-ActionAid asegura que es "imprescindible" tomar medidas a nivel nacional e internacional para afrontar la situación. El impulso de la agroecología, que reduce la dependencia de fertilizantes, y de las fuentes de energía renovables, así como la creación de reservas de alimentos y escudos de protección social constituyen a su juicio las medidas necesarias para mitigar esta crisis alimentaria y evitar las próximas.