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AP Explica: Delincuencia e impunidad en el Valle del Yavarí

SAO PAULO (AP) — El Valle del Yavarí, la región amazónica donde desaparecieron un periodista británico y un experto en asuntos indígenas, es el segundo territorio indígena más grande de Brasil y se encuentra en un rincón aislado del país, fronterizo con Perú y Colombia.

Abunda la delincuencia y la presencia del estado es mínima, lo que aumenta la inquietud en torno a la suerte corrida por ambos.

El periodista Dom Phillips y el experto en asuntos indígenas Bruno Pereira desaparecieron en un sector donde ha habido violentos conflictos entre pescadores, cazadores ilegales y agentes del gobierno. La violencia ha aumentado en medio de batallas entre traficantes de drogas por el control de las vías fluviales para el transporte de cocaína.

TENSIONES HISTÓRICAS

En el Valle del Yavarí reinan las tensiones entre las tribus indígenas y los descendientes de caucheros que viven en decenas de comunidades en las riberas de los ríos.

A pesar de la feroz resistencia de las poblaciones no indígenas, en el 2001 el gobierno nacional creó el Territorio Indígena del Valle del Yavarí para proteger un territorio del tamaño de Portugal. Las comunidades no indígenas que quedaron afuera de ese territorio estaban acostumbradas a pescar en él, pero ya no pudieron hacerlo. Desde entonces, las tensiones aumentaron.

FUNAI, el organismo de gobierno que lidia con los indígenas, estableció una base permanente en la estratégica confluencia de los ríos Itui e Itaquai. En años recientes hubo tiroteos entre las autoridades y elementos de afuera, sobre todo pescadores. Pereira dirigió en algún momento la oficina de FUNAI en la zona.

“La gente de la zona no termina de aceptar que no puede pescar, cazar o cortar madera allí”, dijo a la Associated Press Armando Soares Filho, funcionario retirado de FUNAI que estuvo a cargo de la supervisión de tribus que no habían sido contactadas del 2003 al 2005. “Los colombianos y los peruanos también consideraban que podían tomar lo que quisiesen en ese sector”.

La demanda de pescado en la región aumentó con el crecimiento de las poblaciones de Tabatinga y de Leticia, esta última una ciudad colombiana de la frontera. Ante la caída en la cantidad de peces del Amazonas, los del Valle del Yavarí son más codiciados todavía. Los turistas que visitan Leticia seguramente comen pescado llevado allí ilegalmente.

EL TRÁFICO DE DROGAS

En la última década aumentó la cantidad de coca que produce Perú, en regiones donde la presencia policial es más baja todavía que del lado brasileño de la frontera. Los traficantes procesan la coca y producen cocaína en Perú, que luego desplazan por el Valle del Yavarí y por el río Amazonas. Es transportada a las ciudades de la región y de allí a otras urbes de Brasil o Europa.

Por años, las bandas Familia del Norte, Primer Comando de la Capital (de Sao Paulo) y Comando Rojo (de Río de Janeiro) se pelearon por el control del Amazonas. A partir del 2020, el Comando Rojo asumió la hegemonía.

El estado de Amazonas es el más violento de Brasil tras un aumento del 54% en los homicidios ocurridos el año pasado, según un estudio del portal noticioso G1, el Foro Brasileño de Seguridad Pública (organismo sin fines de lucro) y la Universidad de Sao Paulo.

INDÍGENAS QUE NO HAN SIDO CONTACTADOS

Once grupos indígenas viven en un aislamiento voluntario en el Valle del Yavarí. Son en total unas 6.000 personas, la concentración de indígenas sin contacto con la sociedad más grande de Brasil. FUNAI tiene la obligación legal de protegerlos.

La ley brasileña dice que solo se permite el contacto con tribus aisladas como último recurso para preservar sus vidas. Muchos miembros de estas tribus, o sus ancestros, han sido traumatizados por el contacto con gente de afuera, que lleva enfermedades y violencia.

Pereira encabezó una de estas misiones para contactar poblaciones de indígenas aislados en marzo del 2019, poco después de que asumiese el presidente Jair Bolsonaro y semanas antes de dejar FUNAI.

Pereira y otras 22 personas fueron enviadas a la zona para encontrar un grupo de la comunidad korubo y reunirlo con sus parientes, aduciendo que era importante hacerlo para evitar una confrontación con otro grupo indígena de la región. La iniciativa logró su propósito.

FUNAI y el ejército son las únicas fuerzas del gobierno presentes en el Valle del Yavarí. Hace casi dos años, un empleado de FUNAI murió baleado en Tabatinga, la ciudad más grande de la zona. El asesinato jamás fue resuelto y los lugareños dicen que acentuó la sensación de impunidad que hay en la región.

LA INFLUENCIA DE BOLSONARO

Ambientalistas y organizaciones defensoras de los derechos de los indígenas dicen que las actitudes de Bolsonaro hacia los territorios indígenas envalentonaron a algunos para que realicen actividades ilegales sin temor a represalias. Bolsonaro asumió en enero del 2019, comprometiéndose a desarrollar la Amazonía, generando malestar entre los ambientalistas y las organizaciones defensoras de los derechos de los indígenas. Prontamente cambió buena parte de la conducción de FUNAI, sacando a funcionarios de carrera expertos en asuntos indígenas y reemplazándolos con militares. También designó un pastor evangélico que había sido un misionero en el Valle del Yavarí para que trabajase con los indígenas.

Bolsonaro ha promovido en numerosas ocasiones la explotación de los recursos de los territorios indígenas, sobre todo los minerales, por parte de empresas y de sectores ajenos a la zona. Se negó abiertamente a demarcar nuevas tierras para los nativos y el 25 de abril aseguró que no lo haría incluso si se lo ordenase la Corte Suprema.

Sostiene que sus detractores no defienden los intereses nacionales y ha dicho en más de una ocasión que hay agentes que defienden intereses extranjeros. Criticó a periodistas como Phillips, a los que acusa de una cobertura engañosa de la deforestación, que bajo su gobierno es la peor en 15 años. Rechaza la visión de gente como Pereira, que dice que hay que proteger a los pueblos indígenas, aduciendo que deberían ser integrados y que ellos también desean el desarrollo económico.

LA SUERTE CORRIDA POR PHILLIPS Y PEREIRA

No está claro qué sucedió con Phillips y Pereira. Las autoridades están investigando. Pereira es un aliado de los movimientos indígenas, pero también una figura divisiva en algunos sectores, ya que ha dirigido operaciones para confiscar pescado, tortugas, huevos de tortugas y otros productos animales obtenidos ilegalmente.

Desde que se tomó una licencia en FUNAI, Pereira ha estado ayudando a la asociación local de indígenas del Yavarí, que nuclea a varias etnias, para que organizase una red independiente de vigilancia con el fin de pillar y expulsar a invasores, tanto pescadores como taladores, traficantes o misioneros religiosos. Había recibido numerosas amenazas y llevaba un arma consigo. Phillips se le unió hace poco en el marco de una investigación para un libro sobre los esfuerzos para conservar la Amazonía.

Ambos viajaban por el río Itaquai, la principal vía de acceso al Valle del Yavarí, en cuyas riberas viven decenas de familias no indígenas.

El tráfico de embarcaciones es liviano, pero continuo. Todos los días pasan varias, mayormente canoas pequeñas con motores fuera de borda.

Es poco probable que Pereira, quien conocía a fondo la zona, se haya perdido o que problemas mecánicos los hayan obligado a seguir por tierra. Los lugareños especulan que fueron emboscados.

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Maisonnave informó desde Manaus.

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