La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) disminuyó la estimación de crecimiento del producto interno bruto (PIB) de México para 2022 de 2.3% a 1.9%, mientras que pronosticó que en 2023 la expansión será de 2.1%.
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El organismo estimó que la inflación en este año llegará a 6.9% y rondará 4.4% en 2023; sin embargo, eso dependerá del impacto que tenga el incremento de las tasas de interés y de las presiones salariales.
“Las perspectivas de inflación siguen siendo muy inciertas. La inflación podría mantenerse en niveles más altos durante más tiempo, lo que erosionaría el poder adquisitivo, sobre todo de las familias vulnerables y exigiría una política monetaria más restrictiva”, consideró el organismo.
Se espera que las exportaciones de bienes y servicios aumenten 6.3% en 2022 y 5.1% en 2023, mientras que las importaciones crecerán 4.3% y 6.2%, respectivamente. En cuanto a la tasa de desempleo, el organismo expuso que se anticipa que terminará 2022 en 3.6%, porcentaje menor al 4.1% de 2021, aunque para 2023 repuntará a 3.8%.
Se espera que el déficit fiscal aumente de 2.9% a 3.1% del PIB entre 2021 y 2022, aunque disminuirá a 2.8% para 2023. Además, la deuda pública se estabilizará en torno a 50% del PIB.
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Al dar a conocer las Perspectivas Económicas 2022, la OCDE expuso que “el consumo interno será un motor clave del crecimiento, mientras e los servicios relacionados con el turismo se irán recuperando gradualmente. Las exportaciones seguirán beneficiándose de una profunda integración en las cadenas de valor”.
La institución afirmó que hay mucha incertidumbre en torno a lo que pueda ocurrir con la economía, pues si hay un repunte en los contagios de Covid-19, se puede afectar la movilidad y eso entorpecerá la actividad económica. Si eso ocurre, pueden presentarse episodios de volatilidad financiera y un aumento en la aversión al riesgo.
Panorama internacional
La OCDE consideró que el mundo pagará un alto precio por el conflicto entre Rusia y Ucrania, porque ello agrava la crisis humanitaria, dispara los precios de la energía y los alimentos, lo que impactará los niveles de pobreza.
Por ello, el crecimiento mundial en 2022 se estima en 3%, en lugar del 4.5% que se proyectó en diciembre del año pasado. Para 2023 se espera una expansión de 2.3%. Además, la previsión inflacionaria para 2022 se sitúa prácticamente en 9% para los países de la OCDE, duplicando el nivel estimado en diciembre.
“La elevada inflación en todo el mundo está erosionando los ingresos reales disponibles de los hogares y su nivel de vida, con la consiguiente contracción del consumo. El clima de incertidumbre está desalentando la inversión de las empresas. Y amenaza con retraer la oferta en los próximos años”, dijo la organización.
Además, el actual confinamiento en China ensombrece las perspectivas globales, frena el crecimiento de ese país y perturba las cadenas de suministro internacionales.
Para la OCDE, lo más importante es evitar una crisis alimentaria, pues a pesar de que hay producción suficiente de cereales para alimentar a toda la población, sus precios son elevados y será difícil que llegue a los más pobres.