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Tailandia ya no reprimirá cultivo y consumo de marihuana

Rittipomng Bachkul levanta los brazos tras ser el primer cliente que adquiere legalmente marihuana en el Highland Café de Bangkok (Tailandia) el 5 de junio del 2022. (AP Photo/Sakchai Lalit) AP (Sakchai Lalit/AP)

BANGKOK (AP) — Tailandia legalizó el cultivo y la posesión de marihuana el jueves, haciendo realidad el sueño de una generación de fumadores acostumbrados a la sensación generada por la legendaria variedad de la planta conocida como Thai Stick.

El ministerio de salud pública planea distribuir un millón de plantas de semillero a partir del viernes, lo que aumenta la sensación de que, de la noche a la mañana, Tailandia ha pasado a ser un paraíso para los amantes de esa hierba.

La decisión de las autoridades sanitarias de eliminar la planta de la lista de drogas narcóticas deja a Tailandia como el primer país asiático que despenaliza el uso de la marihuana con fines medicinales e industriales.

Tailandia, no obstante, no llegó tan lejos como Uruguay y Canadá, las únicas dos naciones que han legalizado el consumo recreativo de la marihuana. Pero aparentemente no se hará esfuerzo alguno por vigilar el cultivo de la planta y su consumo en la casa. El único requisito sería que la persona registre la planta y diga que tiene fines medicinales.

Algunos activistas celebraron comprando marihuana en un café que hasta ahora se limitaba a vender productos hechos con las partes de la planta que no generan un efecto estimulante. Una docena de personas se presentaron tempranamente en el Highland Café y pudieron elegir de entre una variedad de brotes con nombres como Sugarcane, Bubblegum, Purple Afghani y UFO.

“Lo puedo decir a viva voz: ¡Fumo cannabis! No tengo que esconderme como antes, cuando era considerada ilegal”, expresó Rittipong Bachkul, de 24 años.

“En lo que respecta al gobierno, es su trabajo promover el uso médico únicamente. Pero está bastante claro que hemos avanzado mucho y que finalmente se legalizó su uso”, señaló Rattapon Sanrak, copropietario del café y activista que promueve la legalización desde hace años.

El país es conocido por la potente variedad Thai Stick. Se seca la planta y se la ata a palitos. Muchos derivados se venden en el exterior.

El gobierno advirtió que quienes fumen en público pueden ser castigados con multas del equivalente a 780 dólares y con hasta tres meses de cárcel. Y los extractos de marihuana, como el aceite, siguen siendo ilegales si contienen más de un 0,2% de tetrahydrocannabinol, o THC, la sustancia química que actúa como estimulante.

Los turistas deberían manejarse con cautela hasta que se aprueban nuevas leyes regulando el cannabis, según Sarana Sommano, profesora de ciencias de la Universidad Chiang Mai.

“Todavia hay riesgos. El problema es que, si bien el cannabis ya no es considerado un narcótico, no hay reglas para su consumo”, manifestó. “No se habla de límites a su consumo ni hay leyes acerca del manejo bajo los efectos de la droga. El gobierno tal vez se haya equivocado al apurar estas reformas para satisfacer al electorado, sin planificar los detalles ni explicar lo que se está haciendo”.

Tailandia desea pisar fuerte en el mercado de la marihuana con fines medicinales. Ya tiene un sector turístico importante asociado con la marihuana medicinal y su clima tropical es ideal para el cultivo de cannabis.

“Deberíamos saber cómo usar el cannabis”, dijo hace poco el ministro de salud pública Anutin Charnvirakul. “Si sabemos como manejarlo, el cannabis es como el oro, algo muy valioso, que deberíamos promover”.

Entre los beneficiarios más inmediatos de la reforma figuran las personas que están detenidas por violar las viejas leyes, hoy descartadas.

“Al menos 4.000 personas detenidas por infracciones relacionadas con el cannabis serán liberadas”, comentó en un email Gloria Lai, directora regional de Asia del International Drug Policy Consortium.

“Se retirarán los cargos a personas acusadas de infracciones relacionadas con el cannabis y se les devolverá el dinero y el cannabis confiscado”, resaltó. La organización incluye una cantidad de agrupaciones cívicas de todo el mundo que promueven políticas sobre drogas que incorporen los derechos humanos, la salud y el desarrollo.

Uno de los principales objetivos de la reforma es estimular la economía y favorecer a los agricultores. Resta por verse, no obstante, si estos beneficios serán distribuidos equitativamente.

Hay quienes temen que las grandes corporaciones serán las más beneficiadas y las que mejor podrán adaptarse a las regulaciones bajo estudio, incluidos complejos procedimientos para conseguir licencias y altos costos para el uso comercial, fuera del alcance de los pequeños productores.

El legislador opositor Taopiphop Limjittrakorn dijo que, bajo las actuales propuestas, el sector podría terminar siendo controlado por un puñado de empresas grandes, igual que sucede con las bebidas alcohólicas.

Los pequeños productores, en todo caso, se preparan para incursionar en el negocio legal de la marihuana.

Una tarde dominical reciente en el distrito oriental de Sri Racha, Ittisug Hanjichan, propietario de la granja productora de cannanbis Goldenleaf Hemp, llevó a cabo su quinto taller para 40 personas, que pagaron 150 dólares cada una para aprender los secretos de este cultivo.

Uno de los asistentes, Chanadech Sonboon, de 18 años, dijo que sus padres lo reprendían porque trataba de cultivar en secreto plantas de marihuana.

Indicó que su padre cambió de parecer ahora y se enfoca en el uso medicinal de la marihuana. La familia tiene un pequeño café y espera poder vender cannabis algún día.

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