MADRID, 13 (EUROPA PRESS)
Según las informaciones facilitadas por la emisora sudanesa Radio Dabanga, al menos 49 personas han muerto en estos enfrentamientos, que se han extendido además a las aldeas de El Sufra, Rmeili Uaad el Qamari y Juk Juk, provocando una oleada de desplazados internos.
Así, alrededor de ocho aldeas habrían sido incendiadas durante los combates, según ha detallado Abakar el Tom, jefe de la tribu Gamar, quien ha resaltado que los enfrentamientos estallaron a causa de una disputa en torno al control de tierras agrícolas que se agravó por la ocupación de un pozo de petróleo.
El subdirector de la localidad de Kulbus, Abbas Mustafá, ha señalado además que un destacamento integrado por soldados, policías y miembros de la fuerza paramilitar Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) fue emboscado cuando se desplazaba al lugar de los enfrentamientos, lo que llevó a las autoridades a enviar refuerzos.
La región de Darfur ha sido escenario de un repunte de las tensiones intercomunitarias a pesar del histórico acuerdo de paz de octubre de 2020 con varios grupos rebeldes, que intenta poner fin a los combates que estallaron en 2003, que han dejado al menos 300.000 muertos y más de 2,5 millones de desplazados.
El expresidente Omar Hasán al Bashir --derrocado en un golpe de Estado en abril de 2019--, así como otros altos cargos durante su mandato, son buscados por el Tribunal Penal Internacional (TPI) por supuestos crímenes de guerra y contra la Humanidad en el marco de este conflicto.
Las autoridades militares de Sudán indicaron en mayo que los últimos enfrentamientos intercomunitarios en la zona, que dejaron más de 200 muertos, estuvieron "planificados" por parte de personas que "llevan a cabo complots" contra el país africano. Así, el vicepresidente del Consejo Soberano de Transición, Mohamed Hamdan Dagalo, dijo que los sucesos serán investigados "con transparencia".
El propio Dagalo, conocido popularmente como 'Hemedti', reconoció en mayo fallos por parte de las autoridades ante la oleada de violencia, que tuvo su epicentro en Kereinik pero afectó también a la capital de Darfur Occidental, El Geneina. Además, surgieron denuncias sobre el papel de las RSF en el marco de los combates, algo rechazado por las autoridades sudanesas.