BOGOTÁ (AP) — Colombia eligió por primera vez a un izquierdista como su próximo presidente, pero la ajustada victoria es un indicio de que una gran parte del país rechaza las ambiciosas propuestas de Gustavo Petro, quien tendrá que tomar en cuenta esas inquietudes y negociar con un Congreso dividido para poder gobernar, y más aún para cumplir sus promesas.
Petro, en su tercer intento de ganar la presidencia, derrotó el domingo por tres puntos porcentuales a otro candidato antisistema: el magnate inmobiliario Rodolfo Hernández, en una segunda vuelta electoral que se convirtió en un reproche a la política de centro y derecha que ha predominado durante mucho tiempo en la nación sudamericana.
Pero el exrebelde enfrenta una dura batalla para poder llevar a cabo los cambios que sus partidarios quieren ver, en un momento en que la nación lucha contra la creciente desigualdad, la inflación y la violencia.
“Petro ha generado expectativas muy altas con sus propuestas, y cuando pronunció su discurso de victoria, en cierto modo infló esas expectativas”, dijo Silvana Amaya, analista de la firma Control Risks.
“Por lo tanto, hay mucho margen para la decepción si él no cumple con esas expectativas que la gente, especialmente la población joven, tiene en este momento, porque están esperando que la vida sea absolutamente diferente con todas esas reformas sociales que él está proponiendo”, agregó.
Petro ha propuesto reformas en materia de pensiones, impuestos, salud pública y agricultura, y cambios en la forma en que Colombia lucha contra los cárteles de la droga y otros grupos armados. Pero su coalición sólo tiene aproximadamente el 15% de los escaños en el Congreso, lo que le obligará a alcanzar acuerdos, frenar algunas reformas e incluso desechar otras.
Amaya dijo que una versión negociada y reducida de la reforma fiscal propuesta por Petro para aumentar los ingresos podría ser aprobada por el Congreso, ya que su ausencia podría poner en entredicho las finanzas del gobierno. Pero otros planes probablemente se estancarán, dijo.
Petro quiere que la reforma tributaria financie programas sociales, como la gratuidad de la educación superior y los subsidios a las madres que son jefas de familia.
En un guiño a la resistencia, Petro se dirigió durante su discurso de victoria a la otra mitad de Colombia que no votó por él y propuso un “gran acuerdo nacional” que incluya a sus más acérrimos opositores para lograr consensos.
“El hecho de que esta plataforma lo haya llevado a la victoria indica que la mayoría de los colombianos cree que el Estado debe asumir un mayor papel en la prestación de servicios sociales como la salud, la seguridad social y la educación”, dijo en un comunicado Erica Fraga, analista de Economist Intelligence Unit, un grupo de investigación vinculado a la revista The Economist.
Pero "si no muestra una voluntad para alcanzar acuerdos y moderar algunas de sus propuestas radicales, su capacidad para cumplir sus promesas se verá socavada, lo que provocará una caída de su popularidad y aumentará el riesgo de malestar social”, añadió.
La de Petro ha sido la victoria política más reciente de la izquierda en América Latina, impulsada por el deseo de cambio de los votantes. Chile, Perú y Honduras eligieron presidentes de izquierda en 2021, y en Brasil, el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva lidera las encuestas de intención de voto para las elecciones presidenciales de este año.
Petro, de 62 años, será declarado oficialmente ganador después de un conteo formal que tardará unos días. Históricamente, los resultados preliminares han coincidido con los definitivos.
Alrededor de 21,6 millones de los 39 millones de electores con derecho a voto sufragaron el domingo. El abstencionismo ha sido superior al 40% en todas las elecciones presidenciales desde 1990.
El presidente Iván Duque no podía optar por la reelección.
Las encuestas previas a la segunda vuelta indicaban que Petro y Hernández —ambos exalcaldes— se encontraban en una reñida contienda desde que superaron a otros cuatro candidatos en la primera vuelta del 29 de mayo. Ninguno de los dos obtuvo los votos suficientes para ganar directamente y se enfilaron a la segunda vuelta.
La victoria de Petro en el tercer país más poblado de América Latina fue algo más que una derrota para Hernández. También puso fin a la larga estigmatización de la izquierda colombiana por su percibida vinculación con el conflicto armado, que duró cinco décadas hasta 2016 con la firma de un acuerdo de paz con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia. Petro militó alguna vez en el desaparecido movimiento M-19 y estuvo encarcelado por su vinculación al grupo, que firmó un acuerdo de paz en 1991.
Los resultados del domingo también dieron a Colombia su primera vicepresidenta de raza negra. La compañera de fórmula de Petro, Francia Márquez, de 40 años, es una abogada y líder ambientalista cuya oposición a la minería ilegal le valió amenazas y un ataque con granadas en 2019.
Aunque su elección es histórica, algunos la ven como un potencial obstáculo para Petro por su poca disposición a hacer concesiones a los partidos tradicionales.