MADRID, 24 (EUROPA PRESS)
Al excluir el impacto de la volatilidad de los alimentos frescos, principal referencia para el Banco de Japón, la tasa de inflación interanual se mantuvo en el 2,1%, la más alta de los últimos siete años y una décima por encima de la meta de estabilidad del banco central.
De su lado, la tasa de inflación subyacente de Japón, que deja fuera del cálculo los precios de los alimentos y de la energía, se mantuvo en el 0,8%.
En mayo, los precios de la energía moderaron su subida por segundo mes consecutivo, con un alza del 17,1%, frente al 19,1% de abril, aunque los alimentos, por su parte, se encarecieron un 12,3%, una décima más que el mes anterior.
"La inflación general se mantendrá por encima del objetivo del 2% del Banco de Japón hasta principios de 2023, mientras que la inflación subyacente se acercará al 2% a finales de año", indicó Marcel Thieliant, analista senior de Capital Economics para Japón, Australia y Nueva Zelanda.
Sin embargo, el experto subrayó que la postura del banco central nipón es que estas subidas de precios no son sostenibles porque el crecimiento de los salarios sigue siendo débil y por el peso de los mayores costes de la energía sobre los beneficios de las empresas y la confianza de los consumidores.
"En consecuencia, el Banco de Japón no responderá a una inflación más alta con políticas más estrictas", apuntó.