MADRID, 28 (EUROPA PRESS)
En total han sido 31 congresistas, cuatro más de los necesarios, los que han firmado la solicitud que deberá ser ahora analizada por el presidente del Senado, Bruno Pacheco, quien podría dar el visto bueno y evitar así la intervención del Tribunal Supremo de Brasil como ya sucedió el año pasado cuando fue obligado a dar inicio a la CPI encargada de investigar la gestión de la pandemia.
Rodrigues ya había logrado las firmas necesarias la semana pasada, pero ha esperado hasta este martes cuando ha obtenido más de las solicitadas. Las últimas rúbricas en llegar han sido las de tres senadores del Movimiento Democrático Brasileño (MDB), Marcelo Castro, Confúcio Moura y Jarbas Vasconcelos.
"Desde el principio ya estaba inclinado a firmar, pero al ser presidente de la Comisión de Educación, no podía hacerlo antes de que se consiguieran todas las firmas. Tenía que mantener la neutralidad del cargo", ha explicado Castro al diario 'O Globo'.
Por ahora, Rodrigues no descarta que más senadores se suman a este iniciativa, en este caso los de los socialdemócratas del PSD Otto Alencar y Alexandre Silveira, quien ya integró el núcleo de la CPI sobre la pandemia.
A finales de marzo, Ribeiro dejó su cargo como titular de Educación en medio de las sospechas de corrupción dentro de la cartera después de que el diario 'Folha de Sao Paulo' filtrara una grabación en la que se le podía escuchar asegurar en una reunión con alcaldes que, a petición del presidente, Jair Bolsonaro, son dos pastores evangélicos --Gilmar Santos y Arilton Moura-- quienes deciden cómo repartir el Fondo Nacional de Desarrollo de Educación (FNDE) del ministerio.
A raíz de esta y otras publicaciones en las que se hacía referencia a una suerte de gabinete paralelo dentro del Ministerio de Educación, varios fueron los alcaldes y autoridades locales que denunciaron que Santos y Moura habían exigido sobornos a cambio de liberar estas partidas del FNDE.
Durante las investigaciones, la Fiscalía ha expuesto que Bolsonaro pudo haber incurrido en una "posible injerencia ilícita" después de que en una conversación telefónica interceptada por la Policía Federal se entreviera que alertó a Ribeiro de la procesión que se iba a iniciar contra él.
En una conversación, Ribeiro dijo a su hija que Bolsonaro tenía el "presentimiento" de que se podía emitir una orden de detención contra él, algo que se produjo finalmente la semana pasada, aunque fue liberado apenas un día después.