MADRID, 30 (EUROPA PRESS)
La ONG Consejo Noruego para los Refugiados (NRC) pone como ejemplo a miles de personas que han hecho de los alrededores de la capital, Kabul, su nuevo hogar tras levantar con sus propias manos una de las barriadas más grandes del país. A pesar de sus horribles condiciones de vida, el crecimiento de estas poblaciones ha generado una sociedad cuyos habitantes pueden acceder de alguna forma a servicios de educación, atención médica básica y ayuda humanitaria. Se estima que unos 450.000 hogares viven en más de 1.000 asentamientos en casi 30 provincias.
Los talibán anunciaron a finales de 2021 el retorno forzado de esta gente y la eliminación de estos asentamientos, como por ejemplo también las ocho comunidades que hay en la provincia afgana de Badgis y en las que viven 18.000 personas. A principios de junio, fueron demolidos seis asentamientos en Kabul en una operación que dejó sin nada a 600 familias. Aproximadamente 47 de los 52 asentamientos en la capital y alrededores están ahora mismo en riesgo de cierre.
El NRC ha avisado que ni ellos ni el resto de agencias están preparadas para una nueva ola de desplazamientos. "El cierre de los asentamientos es una receta para la catástrofe", ha señalado su director para el país, Neil Turner.
"A menos que se aseguren buenas alternativas, el cierre de estos asentamientos pone todavía en un riesgo mayor a personas que ya de por sí están luchando por sobrevivir", ha añadido, antes de recordar la crítica situación humanitaria, en términos generales, que azota un país donde más de 24 millones de personas (un 30 por ciento más que el año pasado) necesitan ayuda humanitaria para sobrevivir.