BUENOS AIRES (AP) — La renuncia del ministro de Economía de Argentina, Martín Guzmán, supone otro duro golpe para la autonomía del presidente Alberto Fernández y un avance de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner en un área estratégica del gobierno, lo cual plantea un escenario incierto para lo que resta de su mandato hasta 2023, advirtieron el lunes analistas.
Guzmán, quien acompañaba al mandatario desde que asumió en diciembre de 2019, renunció el sábado ante la falta de respaldo político a su plan para bajar el déficit fiscal y controlar la inflación que acumula cerca de 30% en lo que va del año. Fue en el cierre de una semana agitada en la que el mercado financiero también le dio la espalda con un fuerte aumento del riesgo país, caída de los títulos argentinos en el exterior y un dólar que se disparó en el mercado de cambios informal.
El ahora exministro era sostenido por el presidente a pesar de los constantes embates públicos de la expresidenta y actual vicepresidenta Fernández de Kirchner (2007-2015) contra la política económica del gobierno y el acuerdo alcanzado por el economista con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para refinanciar una deuda de 45.000 millones de dólares.
La dimisión de Guzmán representa una nueva pérdida para el presidente, que ya había sufrido la partida de otros funcionarios de su más estrecha confianza, a la vez que la designación de Silvina Batakis en el ministerio de Economía con el aval de la vicepresidenta sugiere un avance del ala kirchnerista sobre el gobierno.
Para Rosando Fraga, analista político y historiador, “está clara la derrota política del presidente con la salida de Guzmán y la llegada de Batakis”, una economista heterodoxa —es decir, que cree en la intervención del Estado en la economía— con larga experiencia en la administración pública y más afín a las políticas populistas del kirchnerismo. “La vicepresidenta no gobierna, pero tiene creciente influencia en el poder”.
“Acá no hay un acuerdo (entre el presidente y su vice), hay una tregua y frágil”, advirtió.
Mariel Fornoni, directora de la consultora de Managment & Fit, afirmó que “la debilidad de Alberto Fernández es extrema y lo que queda del gobierno puede empezar a considerarse kirchnerismo”.
Para la experta, esta nueva crisis en el gabinete “sólo profundiza el quiebre del (gobernante) Frente de Todos y con ello la confianza y la expectativa que puede generar”.
Según mediciones de Managment & Fit, hasta la renuncia de Guzmán 8 de cada 10 argentinos tenían una visión negativa de la situación del país y 7 de cada 10 consideraban que iba a empeorar.
Fernández tiene por delante un año y medio de mandato con poco respaldo popular para aspirar a una relección, la amenaza latente de una hiperinflación y un pugna interna con su socia política que no parece saldada pese a la salida de Guzmán. A su vez el gobierno está obligado a cumplir con una serie de metas acordadas con el FMI para evitar la cesación de pagos.
“El margen de maniobra para el presidente de cara al 2023 es nulo, es una presidencia que ya está terminada”, sentenció Patricio Giusto, director de la consultora Diagnóstico Político. “La única duda que resta es si podrá completar el mandato. Respecto a Cristina, el interrogante es si quiere tomar el poder antes del 2023 con todas estas movidas que está haciendo. Yo me inclino a que sí”.
Para Sergio Berensztein, esta avance de la vicepresidenta sobre el ministerio de Economía también supone un riesgo para ella. “Hasta ahora la vicepresidenta trataba de evitar el involucramiento directo en la gestión económica...con Batakis esto cambia. Pase lo que pase, ahora la crisis también es de Cristina Kirchner”, aseguró.