MADRID, 11 (EUROPA PRESS)
El tribunal ha determinado, con 16 votos a favor y uno en contra, que Turquía ha incurrido en una violación del artículo 46.1 de la Convención Europea de Derechos Humanos, que recoge que los países miembro "prometen ceñirse a los juicios definitivos del tribunal".
Así, ha apuntado que, tras su fallo de diciembre de 2019, un tribunal turco ordenó en febrero de 2020 la liberación de Kavala, si bien poco después hubo otro veredicto que impidió su excarcelación por nuevos cargos de "espionaje", en un caso que sus seguidores y ONG describen como una persecución contra él por su activismo.
En este sentido, el TEDH ha hecho hincapié en que los nuevos cargos "se fundamentan en hechos similares o incluso idénticos a los que ya se habían examinado" de cara a su fallo de diciembre de 2019, por lo que ha subrayado que "no contemplan hechos nuevos y sustanciales que justifiquen su continuada detención a la espera de juicio".
"Pese a tres decisiones ordenando su liberación bajo fianza y una absolución, Kavala ha sido retenido en detención a la espera de juicio desde hace cuatro años, tres meses y catorce días", ha destacado, al tiempo que ha añadido que "las medidas de Turquía no permiten concluir que el Estado parte ha actuado 'de buena fe' o de forma compatible con las 'conclusiones y el espíritu' en el fallo de Kavala (por parte del TEDH) o de forma que hubiera dado una protección práctica y efectiva de los derechos de la Convención".
Finalmente, un tribunal de Turquía condenó en abril a Kavala a cadena perpetua por las acusaciones sobre la presunta financiación de las protestas antigubernamentales de 2013 en el parque Gezi de la ciudad de Estambul y por su supuesto papel en el intento de golpe de Estado de 2016, que se saldó con la muerte de más de 250 personas.
Kavala ha permanecido en prisión desde 2017 a la espera de un juicio. Durante todo este tiempo, el activista y filántropo ha negado todos los cargos y sus abogados han llegado a describir su detención como injusta al estar fundamentada en "motivos políticos" de carácter "abstracto, carentes de base y ficticios".
El activista, que permanece recluido en la cárcel de Silivri --situada al oeste de Estambul y considerada la mayor de todo el país--, ha denunciado ser víctima de una persecución por las actividades de su organización, Anadolu Kultur, centrada en cuestiones de cultura y Derechos Humanos en Turquía.