A un mes del asesinato de los sacerdotes jesuitas, Javier Campos y Joaquín Mora, y de dos laicos en Cerocahui, Chihuahua, la Compañía de Jesús en México sigue con su exigencia de justicia.
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“Estamos convencidos de que si prevalece -como hasta ahora- la impunidad, no será posible avanzar hacia la reconciliación y la paz”, dijeron los jesuitas en un comunicado.
Según la Fiscalía de Chihuahua, José Noriel Portillo, alias “El Chueco” e identificado como el asesino de los jesuitas, patrocinaba un equipo de béisbol y luego de perder un partido, buscó y agredió a uno de los jugadores, de nombre Paul.
Luego, “El Chueco” acudió un hotel, donde se topó con el guía de turistas Pedro, a quien también secuestró y asesinó.
El guía de turistas logró escapar y, herido, buscó refugiarse en la parroquia hasta donde llegó el líder criminal para ejecutarlo y en donde asesinó a los padres jesuitas Javier Campos y Joaquín Mora. “El Chuco” y sus cómplices se llevaron los tres cuerpos.
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Ausencia del Estado en la región, señalan
Tras los crímenes, los jesuitas han manifestado a las autoridades de los diferentes niveles de gobierno que para la Compañía de Jesús es prioritario que se garanticen los derechos de las comunidades rarámuri, afirman que “la atención que sobre la región ha generado este lamentable hecho que sacudió al país no puede ser coyuntural: se deben revertir las causas estructurales de la violencia en la Sierra, que prevalecen desde hace décadas”.
La Compañía de Jesús señala que “dada la ausencia de Estado en la región, es indispensable que continúen presentes de forma provisional las fuerzas federales, con los protocolos adecuados para interactuar con culturas indígenas y asegurando el respeto irrestricto de los derechos humanos, hasta que se reconstruyan las condiciones de paz en las comunidades de la Tarahumara”.