El balance de víctimas a causa de los recientes enfrentamientos intercomunitarios en la región sudanesa de Nilo Azul ha aumentado a 105 muertos y 291 heridos, según han confirmado las autoridades del país africano.
El Ministerio de Sanidad sudanés ha señalado que hasta el momento se han confirmado 105 fallecidos y 291 heridos. Asimismo, ha indicado que 20 de los heridos han sido trasladados fuera de la región para ser atendidos.
Los enfrentamientos estallaron a finales de la semana pasada entre miembros de la comunidad berta y comunidades hausa, una situación que llevó al gobernador regional, Ahmed al Omda, a imponer un toque de queda para intentar contener los combates.
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Al Omda prometió detener a los responsables para que rindan cuentas y dijo que las autoridades trabajarán activamente para restaurar el orden y la coexistencia pacífica en la región.
La región de Qissan, y en general el estado del Nilo Azul, es escenario de conflicto desde 1986. Allí, las guerrillas llevan siendo durante décadas un serio problema para las autoridades, tanto para el depuesto dictador Omar al Bashir, como para la junta militar que ahora mismo controla el país.
El golpe de Estado de octubre de 2021 liderado por Abdelfata al Burhan derivó en la destitución del primer ministro civil, Abdalá Hamdok, si bien las presiones internacionales forzaron un acuerdo para restituirle en el cargo en noviembre, si bien dimitió en enero en protesta por la violenta represión de las protestas contra las autoridades militares.
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El vacío de seguridad creado por la crisis política ha posibilitado un nuevo repunte de la violencia tribal en la zona, alimentada por la existencia de la presa del Renacimiento, el gigantesco proyecto de infraestructura de Etiopía que Sudán ha denunciado como un intento de explotación.