MADRID, 26 (EUROPA PRESS)
El análisis se ha centrado en el impacto ecológico de las especies de peces nativos introducidos en cuencas hidrográficas de su territorio que no le corresponden en comparación con los efectos de especies invasoras exóticas, las que no son nativas de ninguna cuenca del territorio.
Así, el estudio concluye que la calidad del hábitat es primordial para la conservación de las especies nativas, pero la principal novedad es que, después de haber tenido en cuenta las variables ambientales --temperatura, la profundidad, la velocidad del agua, el pH o los niveles de nutrientes--, los resultados apuntan a que las especies traslocadas tenían "impactos potencialmente más importantes en los peces autóctonos que las especies exóticas".
Y es que, la investigación demuestra que la presencia de peces traslocados se asocia con menor abundancia y riqueza de peces autóctonos y con individuos autóctonos más pequeños, mientras que la presencia de peces exóticos se asocia con mayor abundancia y riqueza de peces autóctonos e individuos generalmente mayores.
Al respecto, el investigador del Instituto de Investigación de la Biodiversidad (IRBio) de la Universidad de Barcelona y primer autor del artículo, Alberto Maceda, ha instado a "tomar tan en serio las invasiones por especies nativas traslocadas como las de especies exóticas en los sistemas estudiados, es decir, las típicas rieras y ríos mediterráneos de tamaño medio".
"No vale lo de asumir que los impactos de las especies exóticas son peores porque vienen de fuera de nuestras fronteras, ya que todavía no tenemos información suficiente para hacer afirmaciones de este tipo. De hecho, tenemos un gran desconocimiento sobre las enfermedades, los problemas de hibridación, de competencia trófica, etc. que pueden traer las especies traslocadas", ha agregado el investigador.
El análisis, pionero y en el que también han participado el investigador del IRBio Adolfo de Sostoa y los expertos Ralph Mac Nally y Jian D.L. Yen, de la Universidad de Melbourne (Australia), ha indagado en las características de distintas especies de peces en quince puntos de las cuencas del noreste de la península ibérica, pero se ha centrado en la familia de los ciprínidos (Cyprinidae), una de las más ricas en especies del mundo y la más común en Europa.
RETO LEGISLATIVO Y DE GESTIÓN
Las conclusiones de este estudio suponen un considerable reto para la legislación y gestión actual de los ríos, especialmente en el contexto del cambio climático, ya que la traslocación de especies es un efecto frecuente de los trasvases de agua entre regiones que realizan algunos países para mitigar las consecuencias del calentamiento global.
En este sentido, Maceda ha señalado a situaciones en las que se tiene que proteger o erradicar una misma especie dependiendo de la cuenca hidrológica en la que se encuentre. "Normalmente las especies se declaran problemáticas (invasoras) en un territorio político, pero podemos encontrarnos con que una especie sea nativa y tenga poblaciones invasoras en la misma demarcación política. Para complicarlo todavía más, también podemos encontrarnos con que una especie esté en regresión en su cuenca nativa, pero que, en cambio, esté en expansión en las cuencas donde ha sido introducida", ha detallado.
En este contexto, el investigador ha apuntado a la conservación del hábitat como el aspecto en el que los gestores deberían incidir más para conservar los peces autóctonos. "En términos generales, pensamos que hay que actuar respecto a la conservación del hábitat, porque los beneficios tienen múltiples dimensiones que, de rebote, incluso pueden hacer que las especies autóctonas sean mejores competidoras que las exóticas", ha aseverado.
Pese a esta recomendación general, ha añadido que a veces la intervención contra las especies introducidas también puede ser una solución, especialmente si se trata de nativas traslocadas, porque pueden tener unos requerimientos de hábitat similares a los de las nativas.
"Los ríos con un hábitat poco conservado también son los que experimentan más invasiones biológicas y, a menudo, cuesta distinguir los efectos de las especies exóticas y los del hábitat. Ahora bien, en algunos casos el principal efecto perjudicial es el de las especies nativas traslocadas o exóticas y, por tanto, actuar y, si es factible, erradicarlas por completo, seguro que será beneficioso para el río", ha concluido.