TONOPAH, Nevada, EE.UU. (AP) — La comisión (junta municipal) del Nye County está acostumbrada a lidiar con todo tipo de controversias.
El derecho al uso del agua, las normas sobre el ganado y las licencias para cultivar marihuana son algunos de los dramas que maneja a diario el organismo administrativo de este condado rural de Nevada, un estado profundamente republicano. El año pasado surgió una nueva controversia: el equipo electrónico usado en los centros de votación.
Durante meses, teorías conspirativas propagadas a través de las redes sociales por sectores que repiten mentiras acerca de la derrota electoral de Donald Trump en el 2020 alimentaron las sospechas acerca de la confiabilidad de los resultados electorales. En respuesta al malestar, la comisión incorporó un nuevo tema a su agenda: La idea de deshacerse del equipo electrónico usado en los centros de votación y de hacer el recuento de votos a mano.
Cuando llegó el momento de abordar el tema, testigos de otros estados afirmaron que las máquinas pueden ser hackeadas y que se puede cambiar el voto de la gente sin dejar rastros. Dijeron que no hay forma de asegurase de que no se puede acceder a las máquinas a través de la internet y de evitar que sean manipuladas por gente perversa.
Todo esto fue demasiado para Sam Merlino, una republicana que durante más de dos décadas supervisó elecciones como secretaria del condado. Defendió el sistema de pesos y contrapesos que garantiza el recuento de votos, pero se sintió bombardeada por teorías que jamás había escuchado.
“No podía hacer nada, solo escucharlos”, comentó en una reciente entrevista desde su oficina en Tonopah, una vieja ciudad minera rodeada de colinas rocosas y artemisas a mitad de camino entre Las Vegas y Reno.
Cuando la comisión decidió por unanimidad recomendar el recuento de votos a mano --a pesar de que no había evidencia alguna de irregularidades en el uso de equipo electrónico-- ella presentó su renuncia. El principal candidato a sucederla como supervisora del proceso electoral es alguien que sostiene falsamente que Trump ganó las elecciones del 2020.
La partida de Merlino y los planes del Nye County de deshacerse del equipo electrónico y contar los votos a mano ofrece una mirada a las consecuencias que tienen en el mundo real las teorías conspirativas infundadas que circulan por el país desde la derrota de Trump a fines del 2020. También plantean dudas acerca de lo que sucederá en el futuro con elecciones supervisadas por gente que se muestra escéptica respecto al proceso.
Una red de personas que promueven teorías conspirativas y ponen en duda la confiabilidad del equipo electrónico recorre el país diseminando denuncias que hablan del uso de un software venezolano, de la interferencia del Partido Comunista chino y de servidores extranjeros. Tratan de persuadir a los funcionarios electorales de que hagan precisamente lo que se propone hacer el Nye County.
Si bien por ahora no se han tomado este tipo de medidas a nivel estatal, sus esfuerzos encuentran terreno fértil en las regiones más conservadoras del país, como el Nye County, donde abundan las suspicacias respecto al gobierno. Las juntas de varios condados rurales han amenazado con negarse a certificar los resultados de las primarias a pesar de no tener evidencia de irregularidades.
El hecho de que Trump haya ganado en el Nye County por más de 40 puntos porcentuales en el 2020 no alcanza para acallar las teorías conspirativas.
Merlino recuerda cómo un error en una papeleta con instrucciones acerca de cómo votar dio lugar a un aluvión de denuncias de irregularidades y de sospechas sobre la empresa impresora. “La gente cree los rumores”, dijo Merlino.
Los comisionados del condado dicen que tienen la obligación de restaurar la confianza en las elecciones y estiman que dejar de usar el equipo electrónico es un paso en esa dirección.
Expertos en las elecciones, sin embargo, insisten en que el recuento a mano no es práctico en ningún lado, con excepción de condados con muy poca gente. El Nye County tiene 31.500 votantes empadronados. Dicen que el potencial de errores humanos es mucho más grande que el de fallas en el equipo electrónico, cuyos resultados serán luego revisados.
“Es una mala idea, y todo el mundo, desde al funcionario electoral más conservador hasta el más liberal, te dirá lo mismo”, expresó David Becker, director ejecutivo del Centro para Innovaciones e Investigaciones Electorales, una agrupación sin fines de lucro que estudia los procesos electorales.
Un prolongado recuento de votos a mano podría dar paso a una crisis política en sitios como Nevada, un estado siempre reñido. No está claro qué sucedería si un condado no termina el recuento dentro del plazo de siete días fijado por las leyes estatales o se niega a certificar los resultados.
Personas como Tina Trenner, de Pahrump, no obstante, insisten en que el recuento a mano es lo más seguro.
El equipo electoral “puede ser hackeado”, sostuvo. “Algo tan sencillo como un teléfono con un punto de acceso a wifi, sentado en un rincón, puede dar acceso al equipo a través de la internet”.
El grado de desconfianza en el proceso electoral preocupa a Merlino. Dice que sus esfuerzos por educar a la gente no sirven de mucho en una comunidad convencida de que Trump ganó las elecciones del 2020.
Duda que el recuento a mano vaya a resolver el tema en las elecciones de mitad de término de noviembre.
“No creo que sea así”, manifestó. “Si quieren ensayarlo, les estoy dando la oportunidad de hacerlo”.
___
Christina A. Cassidy (Atlanta) colaboró en este despacho.