MADRID, 3 (EUROPA PRESS)
Es el descubrimiento de investigadores de la Universidad de Bristol y del Centro de Investigación Medioambiental de las Universidades Escocesas, ambos en Reino Unido.
Utilizando un modelo de flujo de la corteza terrestre, un equipo internacional de científicos ha podido demostrar que los plutones preexistentes --un cuerpo de roca intrusiva formado por magma o lava solidificada-- se formaron unos cuantos millones de años antes de las cuatro supererupciones gigantescas conocidas y que la alteración de estos plutones por los magmas recién emplazados se produjo con extraordinaria rapidez.
Mientras que el magma que abastece a las supererupciones tiene lugar durante un prolongado período de tiempo, el magma perturba la corteza y luego entra en erupción en sólo unas décadas.
Los hallazgos, publicados en la revista 'Nature', explican estas diferencias extremas en los intervalos de tiempo para la generación de magma y la erupción por el flujo de la corteza caliente pero sólida en respuesta al ascenso del magma, lo que explica la poca frecuencia de estas erupciones y sus enormes volúmenes.
El profesor Steve Sparks, de la Escuela de Ciencias de la Tierra de Bristol, explica que "la longevidad de los sistemas volcánicos plutónicos y afines contrasta con las cortas escalas de tiempo para ensamblar cámaras magmáticas poco profundas antes de las erupciones de gran magnitud de roca fundida".
"Los cristales formados a partir de pulsos de magma anteriores, arrastrados dentro de los magmas en erupción, se almacenan a temperaturas cercanas o inferiores al solidus durante largos periodos antes de la erupción y, por lo general, tienen una residencia muy corta en los magmas anfitriones, de apenas décadas o menos", añade.
Este estudio pone en duda la interpretación del almacenamiento prolongado de cristales antiguos a temperaturas lo suficientemente altas como para que haya rocas fundidas e indica que los cristales proceden de plutones previamente emplazados y completamente solidificados.
Los científicos saben que las supererupciones volcánicas expulsan cristales derivados de rocas más antiguas. Sin embargo, antes se pensaba que se originaban en ambientes calientes por encima de los puntos de fusión de las rocas.
Los estudios anteriores muestran que las cámaras de magma de las supererupciones se forman muy rápidamente, pero no había una explicación convincente para este rápido proceso. Aunque los modelos sugerían que las supererupciones volcánicas debían ir precedidas de períodos muy largos de emplazamiento de plutones de granito en la corteza superior, faltaban muchas pruebas de esta inferencia.
El profesor Sparks añade que "el estudio de la edad y el carácter de los diminutos cristales que entran en erupción con la roca fundida nos permite comprender cómo se producen estas erupciones. La investigación supone un avance en la comprensión de las circunstancias geológicas que permiten que se produzcan las supererupciones. Esto ayudará a identificar los volcanes que tienen potencial para futuras supererupciones", asegura.
Este tipo de erupciones son muy raras y los científicos de Bristol estiman que sólo se produce una de este tipo en la Tierra cada 20.000 años. Sin embargo, este tipo de erupciones son muy destructivas a nivel local y pueden provocar un grave cambio climático a escala mundial que tendría consecuencias catastróficas.