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Reseña: “Bullet Train” se descarrila, pero Pitt no

En esta imagen proporcionada por Sony Pictures, Bryan Tyree Henry, izquierda, y Brad Pitt en una escena de “Bullet Train". (Scott Garfield/Sony Pictures via AP) AP (Scott Garfield/AP)

A bordo del tren a toda velocidad de “Bullet Train” (“Tren bala”) hay al menos cinco asesinos, una víbora supervenenosa, innumerables escenas de acción en cámara lenta al estilo de Guy Ritchie y un sombrero de pescador para Brad Pitt.

Son muchos ingredientes en esta gran batalla con toques de color pastel. Pero lo que realmente importa es Pitt. A los 58 años, su poder estelar nunca había lucido tan sencillo y natural. Radiante en “Once Upon a Time... in Hollywood” (“Érase una vez en... Hollywood”) y delicioso en “The Lost City” (“La Ciudad Perdida”), Pitt se desliza en “Bullet Train” con un raro estatus de control de velocidad. Pocas veces un astro del cine ha parecido divertirse tanto.

En “Bullet Train”, que se estrena este fin de semana, Pitt interpreta a un matón a sueldo, pero nada más. Su nombre en clave es Ladybug (Catarina, como el insecto). No le gustan las armas y es su primer trabajo tras una pausa de autorreflexión y terapia. Se resiste a involucrarse en peleas letales y al hacerlo dice fases de autoayuda como “lastima a la gente, lastima a la gente” en medio de un combate a puños. Pitt, un superastro del cine con una inclinación minimalista, es un sicario al que no le gustan los golpes.

Ladybug, cuya simple misión es robar un portafolio de un tren que va de Tokio a Kioto, quizá se resista a hacer el trabajo, pero la pregunta más grande es si “Bullet Train” es un vehículo suficientemente bueno para su estrella más grande. El director David Leitch, el doble de acción convertido en director de “Atomic Blonde” (“Atómica”) y “Deadpool 2”, lleva el estilo y la energía de una película de “John Wick” (“Otro día para matar”) — tras haber codirigido la primera entrega — a un escenario que tradicionalmente se ha asociado con métodos más sutiles para matar.

Pero películas como “Snowpiercer” (“El expreso del miedo”) de Bong Joon Ho y “The Commuter” (“El pasajero”) con Liam Neeson han engrasado las ruedas, y las películas de trenes han cambiado desde la original “Murder on the Orient Express” (“Muerte en el expreso de Oriente”). Adaptada de la novela negra homónima de Kotaro Isaka, “Bullet Train” amplifica la carnicería y lleva la acción a Japón.

But the location here is mostly just a neon-lit stage for a high-speed melee with an international ensemble, including Brian Tyree Henry (best of the bunch) and Aaron Taylor-Johnson as bickering British “twins”; Andrew Koji as a Japanese assassin; a Mexican cartel veteran named the Wolf (Benito A. Martinez Ocasio, a.k.a. Bad Bunny); a dangerous young woman called Prince who fake cries her way out of nearly everything (Joey King); and Zazie Beetz’s killer known as the Hornet.

Pero la locación aquí es principalmente un escenario con luces de neón para peleas a alta velocidad con un elenco internacional que incluye a Brian Tyree Henry (el mejor de todos) y Aaron Taylor-Johnson como dos “gemelos” británicos que se la pasan discutiendo, Andrew Koji como un asesino japonés, un narco mexicano llamado “El Lobo” interpretado por Bad Bunny, una peligrosa joven llamada Prince que usa sus lágrimas de cocodrilo para salir de casi cada problema (Joey King), y una asesina interpretada por Zazie Beetz apodada Hornet (Avispón).

Todos están en el tren por distintas razones criminales que los unen a un mafioso ruso llamado White Death (La Muerte Blanca). El actor que interpreta a este temible personaje es revelado en el tercer acto, pero esa es solo una forma en la que “Bullet Train” juega con las estrellas de su elenco. Hay un cameo que responde al de Pitt en “The Lost City”: otra estrella de “Lost City”, Sandra Bullock, se escucha en el teléfono como la manejadora de Ladybug.

Los numerosos flashbacks y el chacoteo extravagante (el personaje de Henry tiene una perspectiva del mundo basada en la serie animada “Thomas y sus amigos”) que acompañan los malabarismos de todos esos personajes entre encuentros sangrientos es un marco familiar que recuerda una larga lista de imitaciones de Quentin Tarantino. En “Bullet Train”, una película que orgullosamente elige el estilo por encima de la sustancia, los personajes se presentan como luchadores de videojuegos, hay chistes en medio de todo y guiños irreverentes entre lo juguetón y lo extenuante.

Este no es un choque de trenes. “Bullet Train” es colorida, caricaturesca y bien coreografiada, pero su energía maniaca de “más es más” eventualmente se extingue, pues eso es todo lo que la impulsaba. Bueno, eso y Pitt. Simplemente, su encanto hace maravillas por la película, elevándola al menos al nivel de digerible. Cuando, al final, Ladybug sale cómicamente ileso de unos escombros, esto captura la esencia. “Bullet Train” podrá descarrilarse, pero Pitt se mantiene a prueba de balas.

“Bullet Train”, un estreno de Columbia Pictures, tiene una clasificación R (que requiere que los menores de 17 años la vean acompañados de un padre o tutor) de la Asociación Cinematográfica de Estados Unidos (MPAA, según sus siglas en inglés) por violencia sangrienta, lenguaje soez y escenas sexuales. Duración: 126 minutos. Dos estrellas y media de cuatro.

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Jake Coyle está en Twitter como http://twitter.com/jakecoyleAP

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