HONOLULU (AP) — Por más de 50 años, los telescopios y las necesidades de los astrónomos han dominado la cumbre del Mauna Kea, una montaña sagrada para los nativos hawaianos que es también uno de los mejores lugares en el mundo para estudiar el cielo nocturno.
Eso está cambiando ahora con una nueva ley estatal que dice que el Mauna Kea debe ser protegido para generaciones futuras y que las necesidades de la ciencia deben ser equilibradas con la cultura y el ambiente. Los expertos en la cultura hawaiana tendrán puestos en un nuevo organismo del gobierno, en lugar de meramente asesorar a los administradores como lo hacen ahora.
El cambio se produce luego que miles de manifestantes acamparon en la montaña hace tres años para bloquear la construcción de un observatorio moderno, una protesta que forzó a políticos y astrónomos a darse cuenta de que el status quo tenía que cambiar.
Hay mucho en juego: los activistas nativos quieren proteger un sitio de gran importancia espiritual. Los astrónomos esperan poder renovar los arrendamientos de la tierra estatal en la que están sus observatorios, que expiran en 11 años, y continuar haciendo descubrimientos científicos revolucionarios en las décadas por venir. Los negocios y los lideres políticos están deseosos de que la astronomía genere empleos bien remunerados en un estado que ha pasado trabajos para diversificar una economía dependiente del turismo.
Encima de todo eso, la nueva autoridad podría ofrecer una prueba de que los astrónomos pueden estudiar respetuosa y responsablemente el espacio desde tierras indígenas y culturalmente significativas.
“Hemos estado aquí por siglos. No nos fuimos, seguimos aquí. Y tenemos conocimiento que podría ofrecer soluciones más inclusivas”, dijo Shane Palacat-Nelson, un nativo hawaiano que ayudó a redactar un reporte que sentó las bases de la nueva ley.
El asunto central es la cumbre del Mauna Kea, 4.207 metros (13.803 pies) sobre el nivel del mar. En 1968, el estado le dio a la Universidad de Hawái un arrendamiento de 65 años por tierras que la universidad subarrienda a instituciones de investigación a cambio de una porción del tiempo de observación.
A los astrónomos les gusta la cumbre del Mauna Kea debido a sus cielos claros, aire seco y baja contaminación, que la hacen el mejor sitio para estudiar el espacio desde el hemisferio norte. Sus enormes telescopios han tenido papeles claves en el avance del conocimiento del universo, incluyendo tomar algunas de las primeras imágenes de exoplanetas. La astrónoma Andrea Ghez usó uno de los telescopios para demostrar la existencia de un agujero negro enorme en el centro de nuestra galaxia, por lo que compartió el Premio Nobel de física en el 2020.