LA HABANA (AP) — Cuando era niña, la coreógrafa estadounidense Jessica Lang dio sus primeros pasos en la danza clásica en Pennsylvania con la maestra cubana Margarita de Saá, miembro de una familia de bailarines y discípula aventajada de la legendaria Alicia Alonso.
En las décadas, tras sus clases con De Saá, Lang creo más de 100 obras para compañías prestigiosas como el American Ballet Theatre, el Alvin Ailey American Dance y el National Ballet of Japan; ganó premios y su trabajo tiene reconocimiento mundial. Ahora llegó a Cuba recordando a su querida profesora y dispuesta a estrenar una obra especial.
La pieza se llamará “Joyful We” (Alegrémonos) y fue concebida por Lang exclusivamente para el Ballet Nacional de Cuba (BNC). Será un plato fuerte del Festival Internacional de Ballet de La Habana Alicia Alonso, que se desarrollará entre octubre y noviembre próximo en esta capital.
“Este viaje es una experiencia especial”, dijo el jueves la coreógrafa a un pequeño grupo de periodistas, minutos antes de uno de los ensayos previstos.
Trabajar con los bailarines del BNC ha sido hermoso, cada día los vemos llegar con un corazón y un espíritu tan puros, sintiendo tanto amor y demostrando tanto talento, que podemos palparlo”, agregó Lang, quien viajó Cuba junto con el creador asociado de la obra, el bailarín y coreógrafo japonés Kanji Segawa.
La obra tendrá en escena a 24 bailarines estelares -12 mujeres e igual número de varones- de la compañía isleña y se montó sobre el concierto para piano no. 5 en re mayor de Mozart, conocido como Salzburgo, que será interpretado en vivo durante las funciones.
Lang dijo que eligió esa obra musical para traer un poco de brillo y claridad al público luego de años de oscuridad “global” por la pandemia de COVID-19.
“Mi base es muy cubana”, dijo emocionada Lang al destacar la influencia de la escuela isleña en su trayectoria.
Su profesora De Saá emigró a Estados Unidos en 1964 y desarrolló su carrera en Pennsylvania, tras ser una de las principales figuras jóvenes del BNC en los años 60, cuando la legendaria bailarina y coreógrafa Alicia Alonso comenzó a construir la compañía que actualmente y a pesar de su muerte mantiene su nivel de clase mundial.
De Saá, fallecida en 2017, era hermana melliza de la también bailarina y maestra Ramona de Saá, quien fue directora de la Escuela Nacional de Ballet, un reconocido semillero de los profesionales de este arte.
Lang destacó que en el contexto de la complicada relación entre Cuba y Estados Unidos, la danza puede ser un puente entre las dos naciones.
“Espero que este trabajo pueda traer una conexión especial”, dijo cuando se le preguntó por el tenso momento bilateral que viven ambos países luego de un endurecimiento de las sanciones estadounidenses contra la nación caribeña. “Que este ballet pueda traer luz a toda esta situación”.
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Andrea Rodríguez está en Twitter: www.twitter.com/ARodriguezAP