Esta temporada ha sido un golpe de realidad para el Leicester.
Hace seis años el equipo tuvo una campaña de ensueño y ganó la Liga Premier con las probabilidades en su contra.
El año pasado, el Leicester alzó la Copa FA por primera vez y se embarcó a otra temporada europea.
¿Ahora?
Está en el último lugar de la Premier con apenas un punto en seis encuentros. Vive una racha de cinco derrotas consecutivas, sin dinero para gastar y un técnico que está abiertamente en conflicto con la dirigencia.
“No es el club que fue hace dos años”, aseguró el técnico del Leicester Brendan Rodgers.
Este momento es similar al que se encontraban hace ocho años. En la temporada 2014-15 el club pasó casi toda la campaña peleando por el no descenso —se encontraba en el fondo de la tabla en Navidad con 10 puntos en 17 encuentros— sólo para lograr uno de los mejores escapes tras ganar siete de sus últimos nueve duelos.
Contrataron a Claudio Ranieri y el resto es historia.
¿Es Rodgers el hombre para volver a revivirlos?
La respuesta podría ser no, si se considera lo que dice.
Tras perder ante el Manchester United parecía que Rodgers estaba tirando la toalla y le dio un mensaje a la junta directiva: “Con todo el respeto, no hemos recibido la ayuda que necesitamos en el mercado”.
Rodgers tiene cierta razón. En una ventana de transferencias en que los clubes ingleses de la primera división gastaron un récord de 2.000 millones de dólares, el Leicester generó ganancias de 65 millones.
El director ejecutivo Aiyawatt Srivaddhanaprabha explicó que la falta de actividad en el mercado se debió a la necesidad de “acatar las regulaciones de sostenibilidad del juego” tras un incremento en sus gastos en temporadas recientes. También hay planes para expandir el Estadio King Power y las zonas aledañas.
La pregunta es si le darán tiempo a Rodgers.
La más reciente humillante derrota 5-2 ante el Brighton llevó a las preguntas sobre el futuro del técnico.
“No soy tonto, entiendo al fútbol”, dijo Rodgers, quien insistió que no se irá.
Y por qué lo haría si su contrato termina hasta el 2025 y recibiría una gran compensación si lo despiden.
Parece que el Leicester no puede permitirse despedirlo y la situación es delicada antes de viajar para enfrentar el sábado al Tottenham, uno de los siete partidos que se llevarán a cabo en la Liga Premier. Tres juegos fueron pospuestos debido a problemas de logística tras la muerte de la Reina Isabel II y los preparativos para el funeral del lunes.