Cheryl Yewdall pasó la mayor parte de su vida en un centro de cuidados de Filadelfia para personas con discapacidades del desarrollo. Fue allí, el 26 de enero, donde encontraron a la mujer de 50 años boca abajo en el suelo, en un charco de orina, asfixiándose con una toalla de papel o una toallita desinfectante que le metieron en la garganta.
Murió cinco días después.
La oficina forense dijo que no podía determinar la forma de la muerte de la mujer con parálisis cerebral y discapacidad intelectual y una investigación policial no ha producido arrestos.
“Ella era tan dulce, inocente e indefensa, y dependía de ellos para cuidarla, amarla y estar a salvo”, dijo la madre de Yewdall, Christine Civatte, en una entrevista telefónica. “Solo pensé que la protegerían”.
Civatte entabló una demanda contra el centro donde su hija vivió durante 40 años.
Un abogado de la madre de Yewdall, en una nueva demanda por homicidio culposo, arroja sospechas sobre un miembro del personal no identificado en el centro de cuidados Merakey Woodhaven y sugiere que la propia Yewdall dejó una pista inquietante sobre cómo la trataron en el lugar al que llamó hogar durante cuatro décadas.
El centro de cuidados calificó la muerte de Yewdall de “incidente grave y trágico”, pero niega su responsabilidad.
En una declaración escrita a The Associated Press, Merakey Woodhaven dijo que la muerte de Yewdall fue “un incidente grave y trágico”. La organización dijo que ha cooperado con las investigaciones estatales y locales.
“Era un miembro valioso de la comunidad de Merakey, y nos sentimos honrados de tenerla a nuestro cuidado durante más de 40 años”, dijo Merakey, un proveedor de servicios de educación y salud conductual y del desarrollo con casi 700 ubicaciones en todo el país.
Nadie ha sido acusado todavía.
