BIRMINGHAM, Inglaterra (AP) — La primera ministra británica, Liz Truss, prometió el miércoles capear la tormenta provocada por su plan económico basado en la reducción de impuestos y afirmó que el “trastorno” mostrará sus beneficios en un país más rico y eficiente.
“Estoy preparada para tomar las decisiones difíciles”, aseguró Truss, pero muchos de sus correligionarios expresaron dudas.
Truss cerró una tumultuosa conferencia del Partido Conservador en la ciudad de Birmingham, en el centro de Inglaterra, con un discurso que apuntaba a elevar el ánimo de los delegados. Muchos están de ánimo sombrío después de una conferencia de cuatro días caracterizada por cambios bruscos de dirección del gobierno, encuestas fatales y una rebelión sin tapujos de legisladores que temen que el partido esté condenado a perder las próximas elecciones generales con Truss, quien asumió hace un mes al ganar una elección interna al liderato del partido.
Truss ratificó su plan de reforma profunda de la economía británica mediante reducciones de impuestos y desregulación para tratar de poner fin a años de crecimiento lento. Afirmó que la reducción de impuestos “es lo correcto, moral y económicamente” y acusó a sus oponentes de ser “anticrecimiento”.
Tras subir a la tribuna al son de la popular canción de la década de 1990 “Moving on Up” (ascendiendo), Truss reconoció que “estos son días de tormenta” para un país que aún está de luto por la muerte de la reina Isabel II y remecido por la invasión rusa de Ucrania.
Truss no presto atención a una protesta de dos activistas de Greenpeace que alzaron una pancarta en la sala con la leyenda “¿Quién votó por esto?” y a quienes obligaron a retirarse en medio de un abucheo generalizado.
“Dondequiera que hay cambio, hay trastorno”, declaró Truss. “No todos estarán a favor, pero todos se beneficiarán con el resultado: una economía en crecimiento y un futuro mejor. Para ello tenemos un plan claro”.
Muchos se oponen a ese plan dentro del Partido Conservador. La primera medida importante de Truss, un paquete de estímulo que incluye una reducción impositiva de 45.000 millones de libras (50.000 millones de dólares) a pagar mediante el endeudamiento del gobierno, sacudió a los mercados financieros cuando la anunció el 23 de septiembre. La libra registró una caída récord frente al dólar y el Banco de Inglaterra se vio forzado a intervenir para apuntalar el mercado de bonos y evitar una crisis mayor.
Bajo la presión política y financiera, el gobierno anuló el lunes la parte más impopular de su paquete fiscal: una reducción de impuestos sobre los ingresos superiores a 150.000 libras (167.000 dólares) anuales. Con ello ahorrará 2.000 millones de libras, una pequeña proporción del plan de reducción de impuestos por 45.000 millones de libras. La mayoría de los economistas dicen que el resto del plan requerirá grandes recortes en los gastos.
El gobierno dice que publicará un plan fiscal totalmente presupuestado junto con un pronóstico económico de la Oficina de Responsabilidad Presupuestaria, un organismo autónomo, el 23 de noviembre.